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Lo primero, la montaña

Tozal del Mallo (1957) Ravier

En la Semana Santa de 1957, un grupo de cinco escaladores franceses atraviesa con los esquís la Brecha de Rolando para llegar a Ordesa y, después de dejar sus tablas en las proximidades de la cima del Tozal, continúan descendiendo hasta la pradera para alojarse en la antigua casa Viu donde pasarán la noche. Al día siguiente, realizan la subida de Carriata hasta la base del Tozal donde se preparan para realizar una de las más importante aperturas que hasta entonces se había realizado en Aragón.

Jean Ravier, Claude Dufourmantelle, Marcel Kahn, Claude Jaccoux y Noël Blotti forman el grupo de escaladores que están superando las murallas de la imponente cara sur del Tozal del Mallo. Su presencia queda ignorada desde las profundidades de la pradera de Ordesa, donde nadie sospechaba que hubiera alguien escalando hasta que no llega la noche y la luz de los frontales delata su presencia al inicio de la larga chimenea que lleva a cima.

En los primeros largos siguen el itinerario realizado por José Santacana en su intentona de realizar la primera, pero allá donde él se desvió hacia la “plaza de Cataluña”, los escaladores franceses continúan el trazado vertical y directo que se habían propuesto a realizar. Tras las falsedades de Jorge A. Gavin y los intentos de Santacana, los franceses se encuentran con otra sorpresa: a 100 metros de la base, las enigmáticas iniciales “C.I.” aparecen grabadas en la pared.

Tras los primeros largos ya recorridos por Santacana, el primer paso de compromiso es el gran desplome de la “chimenea característica” como es conocida desde entonces. A base de pitones y de dejar cuerda fija, logran superar en artificial un paso que hoy en día ha quedado absolutamente pulido por el paso de los escaladores. Al terminar ese primer paso complicado, todavía les queda una buena sección de desplomes con la que terminan de apurar el día.

Al día siguiente, sólo les queda recorrer la chimenea que, fácilmente, van superando hasta llegar a la cima. En apenas 17 horas de escalada efectiva completan el recorrido, tras dejar la vía prácticamente equipada con 35 pitones de los casi 100 que se colocaron, mosquetones, cuerdas fijas y un estribo.

Es probable que todavía no se le dé a la apertura de la Ravier la importancia que realmente tuvo en el desarrollo de la escalada en Aragón. Aunque no se puede decir que las aperturas locales conseguidas hasta entonces carecieran de importancia, sí que es justo reconocer que el año 1957 marca un punto de inflexión en las realizaciones de aquella generación de escaladores aragoneses que comprueban gracias a esa escalada el estilo y los medios de los vecinos franceses; por una parte, los aragoneses se abren al exterior dentro de las modestas posibilidades que su economía ofrecía, realizando escaladas de envergadura en el pirineo francés. Por otra parte, comienzan a diseñarse otros estilos de vías caracterizadas por la búsqueda de las grandes verticales, las líneas directas y los trazados de dificultad, dando origen a las grandes clásicas de las que hoy todos disfrutamos.

Adjunto dos excelentes reseñas / croquis de la Ravier al Tozal del Mallo extraídas de Onaclimb y Caranorte.

Primeras repeticiones de la Ravier al Tozal del Mallo: leer aquí.

4 comentarios:

  1. Muy buen texto y muy buenas fotos. Me has dejado con la intriga de esas iniciales ¿de quién eran al final?

    Pd: me ha gustado mucho tu logo de Supermaño. Ponlo más grande, jeje.

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  2. Hola excelente crónica (me encantan estas historias), para completarla creo que puede ser interesante comentar, (si te parece), que uno de los motivos por el cual esta escalada significó un avance para los escaladores nacionales es precisamnete la cantidad de pitones que dejaron en la pared, ya que los siguientes en repetirla (no recuerdo si fue Anglada/Guillamón o Ravadá/Navarro), limpiaron la vía y utilizaron estos pitones franceses para abrir nuevas rutas que no hubieran podido abrir ya que no tenían pitones suficientes (resaltando la diferencia de medios a ambos lados de los pirineos en aquella época).

    Saludos

    Carlos O.

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  3. Genial!! Lo que se aprende leyendo este blog. Gracias por compartir todas estas historias.

    Un saludo

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  4. Cheba: No sé nada de lo de las iniciales. De hecho, ni me suena haberlas visto, pero si lo decía Ravier...

    Carlos: Efectivamente, los siguientes en pasar por ahí (Rabadá-Bescós-Montaner) dejaron la vía niquelada, lo que provocó más de un problema a la siguiente cordada (Despiau-Bellefon) que esperaban una vía bastante equipada como aparecía en la reseña que los aperturistas hicieron. He publicado esta historia en el blog.

    Olatz y David: Muchas gracias por vuestro interés. Seguimos leyéndonos por estos sitios.

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