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Lo primero, la montaña

Rabadá - Navarro al Firé (Riglos). Historia de la apertura

Proximamente: Rabadá-Navarro al Firé (Riglos). Historia de las primeras repeticiones

La escalada del Espolón del Firé o vía Félix Méndez como la bautizaron Alberto Rabadá y Ernesto Navarro es una de esas escaladas a las que suele acompañarles la coletilla de "obligatoria para todo escalador que se precie". Nunca me ha gustado definir a un escalador por las vías que ha escalado o las que no, ni qué escalada debe de ser obligatoria y cuál no, pero lo cierto es que por belleza, historia, dificultad y compromiso la Rabadá-Navarro del Firé debería estar al menos en los planes de aquellos que consideran la escalada como algo más que una actividad deportiva. 

Navarro en la travesía
El espolón del mallo Firé ha sido la prueba en la que se han examinado los mejores escaladores de cada generación y aún hoy en día, con el compromiso atenuado gracias al equipamiento y a la información existente de esta vía, sigue siendo un referente de exposición, inteligencia en el trazado y dificultad en la escalada. 
Ya en agosto de 1958, la cordada formada por Roberto Ligorred, Luis Lázaro y Ernesto Navarro recorre los primeros largos de lo que más tarde será el espolón del Firé al abrir la Luis Villar. También Anglada, Guillamón, Cerdá y Pokorski tentaron la apertura, desistiendo de ella por falta de tiempo. De aquella intentona surge la anécdota que relata F. Guillamón: "Entre los maños de finales de los años 50 destacaban con luz propia Montaner, Rabadá, Díaz, Cintero y Nanín, principalmente, y como catalanes Cerdá, Pokorski, Anglada, Guillamón… Pero “érase una vez” que nos juntamos dos cordadas catalanas para atacar el espolón sureste del Firé.
Normalmente en Riglos había dos o máximo tres cordadas escalando. Cuando estábamos en el segundo largo oímos una voz potente que decía: “¡¡¡Ya están los cabrones de los catalanes jodiéndonos la arista del Firé!!!” Era Rabadá que estaba abriendo una vía en la norte del Pisón.
El calificativo que nos dio nos exaltó a los cuatro, pero Anglada con su mentalidad anglosajona dijo: “Los cuatro estamos solteros, por lo tanto no podemos ser lo que nos ha dicho Rabadá” y se quedó tan tranquilo.

Nos encontramos todos a pie de vía y quedamos en que no insistiríamos y quedó para ellos. Ya sabéis que en 1961 Rabadá y Navarro hicieron una machada como un piano y subieron en 5 días con sus 4 vivacs y ¡¡¡sin un buril!!!

Rabadá y Navarro en una reunión
En septiembre de 1960, dos meses después de que Rabadá y Navarro completaran la Norte del Puro, su primera gran apertura juntos, ambos escaladores intentan por dos veces el espolón del Firé siendo obligados a retirarse las dos veces a causa de la lluvia. Un mes antes, en agosto, Rabadá escala con Gregorio Villarig  la Luis Villar, consiguiendo la que supuso ser la primera repetición de esa vía. Navarro ya conocía esta vía por haber participado en 1958 en su apertura y es de suponer que Rabadá echaría en su escalada un vistazo a las posibilidades de ataque del espolón.

Los aperturistas relatan esos dos intentos en el libro de registro de la siguiente manera:
Segundo intento al “Torreón” del “Firé”. El primero lo realizamos la semana pasada, teniendo que abandonar a media tarde ya que el día, todo lluvioso, no tenía trazas de escampar. Así lo comprobamos al coger el tren de regreso ya que el tiempo nos despidió con fuerte aguacero.

Hoy volvemos a abandonar tras haber pasado la noche a remojo en una cornisa a unos 70 metros del suelo,  tres tiradas de cuerda por encima del anterior intento. Sobre un buen pitón unos metros a la derecha de donde hemos “vivaqueado” efectuamos el primer “rappel”, éste sólo posible con cuerdas de 60 metros situándonos encima del primer techo que se supera en las primeras tiradas de subida. De aquí uno corto y a casita que sigue lloviendo.



Saludos a los próximos.
Alberto Rabadá. Ernesto Navarro
25-26-9-60


Rabadá asegurando durante la escalada
A partir del mes de mayo del año siguiente año las actividades de la cordada Rabadá-Navarro por Riglos se suceden. El 7 de mayo abren el Mango del Cuchillo encordados con Rafael Montaner y acompañándoles en otra cordada José Antonio Bescós y Julián Vicente. Ese mismo mes realizan la primera escalada al Paredón de los Buitres o Mallo Arcaz y Navarro abre la vía Ursi con Ursi Abajo. En agosto, abren el espolón del Gallinero en Ordesa y en septiembre, de nuevo junto con Ursi Abajo, consiguen escalar la Vía de la Risa en la Peña Don Justo.




Al llegar las fiestas del Pilar se da la circunstancia precisa de cantidad de días libres para poder emprender la empresa de escalar el espolón del Firé. En el libro de registro, curiosamente no son Rabadá y Navarro los que escriben la “piada” sino una tercera persona no identificada ya que quienes arrancaran la foto-reseña en el libro, se llevaron también parte del texto en el que iba incluida la firma.


1ª ESCALADA AL FIRÉ POR EL TORREÓN DE LA AGUJA NO IMPORTA – VÍA DIRECTÍSIMA.
Riglos, días 12,13, 14, 15 y 16 de octubre de 1961. Cordada Ernesto Navarro y Alberto Rabadá del G.A.M. de Montañeros de Aragón.
Es quizá anormal que un espectador relate una escalada no realizada por él;  en este caso, a petición de los escaladores, haré un breve relato de todas mis impresiones vividas a lo largo de todos estos días en los cuales he acompañado con la mirada y he vivido momento a momento la progresión por la pared del Firé de estos dos compañeros que a mi juicio han sentado uno de los jalones decisivos en la historia de la escalada riglera. Lo referente a la ruta o vía queda plasmado en la presente foto. (Arrancada)
Empezaré diciendo que con esta escalada, dificultosa entre las que más, se resuelve uno de los últimos (ilegible) incluida entre las posibles de muchos prestigiosos escaladores.


Alberto Rabadá durante la apertura

Los componentes de esta victoriosa cordada han invertido 4 días con sus correspondientes vivacs y algunas horas de un quinto día entre la llegada a la cumbre y descenso. Omitiremos aquí todos los detalles referentes a la parte baja de esta escalada al estar aquí reseñados los sucesivos intentos anteriores, haciendo constar que los más efectivos fueron los realizados por la misma cordada en veces anteriores. Hay que destacar que con la duración de esta escalada se ganan unos tantos decisivos en la historia de los itinerarios largos españoles en una sola sesión.
La parte de la escalada a reseñar discurre por todo el Torreón del mallo Firé, vertiginoso contrafuerte de este macizo cuyas paredes verticales hacen muy difícil y fatigosa su escalada. En esta vía directísima la dificultad es muy sostenida con tramos muy difíciles de pitonar en los cuales, dada su configuración es necesario el empleo de técnicas artificiales, éstos alternados a veces con largos de escalada en libre dificultosos en los cuales las travesías horizontales se suceden y las reuniones aceptables no abundan mucho. Los vivacs han sido realizados en cornisas de tamaño no muy grande. 


Navarro muestra los destrozos tras su caída.

También conviene hacer constar que en los dos tercios superiores de pared el descenso (arrancado) hacia la base es algo problemático y para no (arrancado) esta reseña, aparte de considerarla como (arrancado) también una notable escalada de (arrancado).



Ficha técnica: altura   m. tiempo (arrancado) horas, vivacs aparte, material empleado: dos cuerdas (arrancado) cuerda auxiliar para elevar la mochila con (arrancado) dos juegos de estribos, 3 martillos, 45 clavijas (arrancado) de diferentes medidas y los mosquetones y (arrancado).

Por la (arrancado)”
Es en el Boletín de Montañeros de Aragón donde Rabadá explica con todo detalle cómo fue la escalada: la gente que estaba abajo, las dos caídas de Navarro, las penurias y dificultades pasadas en la escalada. Debido a lo extenso del texto y a que éste ya lo publicó Barrabes, dejo aquí el enlace para quien tenga interés en leer la transcripción del texto original.

Rabadá recogiendo la cuerda en la cima





También es interesante poder leer la repercusión que tuvo en la prensa local la hazaña, aunque la entrevista de Eliseo Bayo, transcrita en este enlace por Mariano García en el blog Tinta de Hemeroteca de Heraldo de Aragón, se preocupara de detalles más triviales como cuánto pesaba el petate, de qué se alimentaban durante la ascensión o de anécdotas a pie de vía del tipo: "El suceso fue seguido con todo interés por los habitantes de Riglos que, incluso, apostaban entre sí para acertar la hora en que llegarían a la cumbre. Una anciana de noventa años, ciega, enviaba a su marido, de igual edad y sordo, para que le tuviera al corriente de la escalada" más que de la escalada en sí. 

Vidal abraza a Navarro en la cima. Detrás, Cintero.

No quiero dejar de transcribir la versión de Miguel Vidal en el Boletín de Montañeros de Aragón del 50º aniversario de la conquista del Puro sobre la filmación que llevaron a cabo Rabadá y Navarro en el espolón del Firé: "La primera película de escalada en Riglos, con Rabadá y Navarro, la titulé “Escalada”. El guión, lo preparó Ramiro Brufau, que escribía muy bien. Y el locutor fue García Camañes. Para entonces, Rabadá había intentado engañarme varias veces para que subiese con ellos a filmarles durante sus escaladas. Al final, decidí explicarles cómo lo podían hacer ellos mismos: para ello, les regalé una cámara Paillard de ocho milímetros, de cuerda, que iba a dieciocho imágenes en lugar de a veinticuatro, para así ahorrar. A Rabadá le expliqué un poco el sistema cinematográfico de filmación, dándole consejos para que no hiciese barridos. De muy poco les serviría, pues esta cámara de foco fijo la chafaron en el Firé, y ahora es objeto de museo, pues sus restos los tiene Cintero en su casa…





La cordada, junto a la desaparecida cruz del Firé, tras culminar la escalada

Pero, en cualquier caso, ellos dos filmaron buena parte de la misma, motivo por el cual los puse en los créditos, aunque me velaron muchísimos trozos. Pero lo más importante lo filmaron ellos, claro está. Después, yo hice el montaje, en el que fue preciso tirar más de la mitad del material, que no eran sino sobrantes con barridos y cosas así. De todas formas, no fueron malos discípulos Rabadá y Navarro. Me hicieron caso en mis instrucciones: una película se filma de un modo parecido a como se hace una redacción. Y no me olvidé de añadir nociones sobre los diversos tipos de planos que se pueden tomar. De todas formas, luego había que oír cómo le explicaba todo esto Rabadá a Navarro, de un modo tan peculiar que daba verdadera risa. Una lástima que me chafaran la primera máquina"
Las fotografías que acompañan a está entrada están obtenidas de la película de Miguel Vidal grabada durante la ascensión del espolón del Firé.

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