No quería yo contar en este blog mis piadas ni estar a la última hora, más bien lo contrario, pero llevo todo el día dándole vueltas a lo que sucedió el sábado en el Mascún. Sólo 7 días antes, habíamos hecho exactamente el mismo recorrido que el fallecido y su grupo.
En nuestro caso, el caudal del Mascún era bastante alto, pero aún así no se podía comparar con lo que se encontró este grupo: un volumen de agua 3 o 4 veces superior a lo que nos encontramos nosotros. La estrechez de los Oscuros de Otín hizo el resto.
Después de lo que disfrutamos del descenso parece mentira comprobar la crudeza con la que la realidad te enseña que la montaña, se mire como se mire, es un entorno hostil.
Mientras sucedía este accidente yo estaba en el pirineo a la búsqueda de movimientos de agua en un barranco que suele ser de iniciación y que a nosotros nos obligó a escapar continuamente por las orillas.
Mucho cuidado ahí fuera.
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