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Lo primero, la montaña

Donde dije digo, digo Diego (III)

En azul, modificaciones y añadidos al post sobre la Virgen del Mallo en la cima del Pisón:



En todo caso, la Virgen del Mallo que desapareció no era tampoco la primera que se colocaba. Para la entronización de la Virgen del Mallo en el Pisón se montaron mil comedias y se reclutó a lo más granado de la elite de la escalada del momento. Miguel Vidal da datos confusos sobre los escaladores que participaron en aquella acción; por un lado afirma que fue en 1954, pero por otro sitúa en dicha entronización a Manuel Bescós –que había muerto un año antes- y a Ernesto Navarro que, hasta 1957 no realizó su primera escalada. Investigando un poco he visto que, realmente, la entronización se realizó el 10 de junio de 1962 y no en 1954. El Bescós que afirma Vidal que colaboró en la subida de la Virgen sería evidentemente José Antonio y no Manuel.

Los materiales se pasaban desde el Macizo hasta el Pisón por unas cuerdas instaladas entre los dos mallos, formando una especie de teleférico hecho con un saco en el que Rabadá quiso transportar a Navarro, e incluso Cintero llegó a instalar un teléfono, siempre según los datos relatados por Vidal. Fueron Mustienes y Rabadá los encargados de subir la Virgen desde el suelo por la Pany-Haus, colocando unos espejos en la cima rodeando a la Virgen para que iluminara con el reflejo del sol.

Todavía hay quien recuerda las juergas que se montaban en la cima del Pisón cada primer domingo de junio, cuando se subían flores a la Virgen y se aprovechaba para lanzar potentes cohetes y petardos. Alguna vez llegaron a disparar con los cohetes (desconozco si dieron en el blanco) a otros escaladores que habían subido a la desaparecida cruz del Firé y en otra ocasión, desfasó tanto la fiesta que se llegó a originar algún incendio en la misma cima del Pisón que duró varias horas.

La primera imagen, esculpida en piedra, pesaba unos 18 kilos. Algunos años después, debido al penoso estado que presentaba al haber sufrido las inclemencias del tiempo pero sobre todo por las deposiciones de los buitres, se decidió bajarla, restaurarla y hacer una réplica en bronce que se volvió a colocar en la cima del Pisón esta vez no por escalada sino por el exitoso método del teleférico desde el Macizo -subida hasta ahí en burro, ya que la réplica de bronce pesaba 33 kilos- que sirvió para transportar los materiales del soporte.


Actualmente en la cumbre del Pisón no queda más que el pedestal de piedra que construyeron los escaladores alrededor del mástil metálico que colocó Miguel Vidal.

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