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Lo primero, la montaña

Directa a la Anglada (Espolón Norte del Pisón) - Mallos de Riglos

Durante la segunda mitad de la década de los años 70 del pasado siglo XX se culminan varias de las viejas aspiraciones de los escaladores rigleros que, por su gran dificultad, habían quedado postergadas en el tiempo. La cara exterior del Puro, el filo del mallo Cuchillo, una primera vía en lo que luego se llamó “mallo Castilla”, una vía directa por el centro del desplome de la Visera y un itinerario que recorriera el espolón norte del Pisón eran objetivos no cumplidos todavía y que martilleaban las ansias de nuevas vías de una potente generación de escaladores que habían crecido repitiendo itinerarios de gran dificultad y que ahora empezaban a reclamar un sitio entre los aperturistas.

El citado espolón norte del Pisón es la mayor desnivel de Riglos, desde la base hasta la cima es en esta línea donde se concentra la mayor altura de roca (que no verticalidad) de todos los mallos. Casi 300 metros de línea por desplomes en su primera mitad y progresivamente más tumbado cuanto más nos acercamos a la cima, este espolón es recorrido por primera vez por la cordada formada por J.M. Anglada y F. Guillamón que, en una estrategia sorprendente, acceden a la parte más tumbada del mismo a mitad de mallo mediante una enorme travesía de dos largos desde el collado del Puro. Era el año 1958 y 15 años después todavía nadie había logrado acceder al espolón sin utilizar las viras del collado del Puro, salvo un tímido intento de Ramón Cóndor que abre en artificial un largo en la base del Pisón por una fisura desplomada.

F. Guillamón en 1958 durante la apertura de la Anglada-Guillamón
Es por esta fisura por donde en septiembre de 1973, Fernando Orús, Valentín Asensio y Ambrosio García Izquierdo comienzan la vía, llegando en cinco largos a una repisa a unos 140 metros del suelo donde dan por finalizada la escalada hasta el próximo fin de semana, escapando por dicha repisa hasta situarse encima de la chimenea del Puro, por donde rapelan.

Sin embargo, en esa siguiente ocasión un grave accidente da por truncada la apertura. El relato de aquel suceso en palabras de Fernando Orús es el siguiente:
 “Desde el suelo tomo la punta de cuerda y me encaramo hasta el primer paso difícil de la vía. Es un pequeño techo que sobremonta una cueva a 5 metros del suelo. Me cuelgo del primer clavo que inicia un tramo en artificial en extraplomo. Cuando voy a alcanzar el segundo éste se sale y me precipito hasta el suelo. Caigo de cabeza y el casco me salva la vida. Me despierto en la clínica de Huesca. Mi padre espera al pie de la cama angustiado. El padre de Jesús Ascaso, que veranea en el pueblo, me ha traído en su coche inconsciente y ha ido a Zaragoza a avisar en mi casa. Gracias, padre de Ascaso. La clavícula y los dedos rotos en la caída me dan de baja del proyecto para lo que queda de temporada.”





Tras la larga recuperación, el 19 de mayo de 1975 la cordada vuelve a intentar acabar la vía, esta vez junto con la compañía de Alfonso del Corral. Ese día llegan al vivac donde dieron por concluida la escalada dos años atrás y al día siguiente llegan a la cornisa de la Anglada-Guillamón, culminando de este modo la que se llamó, incluso antes de empezar a escalarse, la Directa a la Anglada. De ahí a la cima siguieron escalando un par de horas por terreno ya  conocido para escalar por vez primera de mánera integra el espolón norte del Pisón.


De trazado lógico, dificultad media, roca excelente y con un bello recorrido completamente a la sombra, esta vía tenía todos los números para convertirse en una de las clásicas más repetidas de los mallos, sobre todo para los días de canícula en los que es complicado escalar a gusto en Riglos. Sin embargo, el equipamiento vetusto y el hecho de haber perdido cierta independencia y carácter clásico al quedar constreñida entre modernas rutas equipadas y compartiendo reuniones cuando no largos enteros con otros itinerarios posteriores, eran inconvenientes que hacían de su escalada un ejercicio  de romanticismo y aventura.

A. del Corral en 1975 durante la apertura de la Directa a la Anglada
La restauración realizada por Toño Carasol y Manuel Lara en septiembre de 2013 permite una escalada bien asegurada sin restar el compromiso inherente a estas grandes clásicas. Con un grado obligado de 6a concentrado únicamente en el paso de las panzas de los largos superiores, la vía ahora que ha sido restaurada es candidata a convertirse en una de las grandes y concurridas clásicas de Riglos, sobre todo para realizar el Espolón norte integral para acceder a la cima del Pisón.
De la idoneidad de este sector del Pisón al que algunos llaman “la pequeña Visera” da fiel idea la abundancia de vías que surgieron en torno o pasando por encima de la Directa a la Anglada debido también al carácter sinuoso de ésta: La siesta del carnero (retroequipada, 1990) que ocupa prácticamente todo el primer largo, Principau de Asturies (2006) con la que comparte la primera reunión, Misterios sin resolver (retroequipada, 1993) que la roza en el segundo largo y comparte segunda reunión, Tiempos Nuevos, Tiempos Salvajes (retroequipada, 1989), con la que comparte la segunda reunión, Mi padre tiene sed [traducción libérrima y gamberra de la Papi on sight del Verdon] (1985) con la que comparte la segunda y sexta reunión y buena parte del tercer largo y Hechizos del viento (1983) junto a la que pasa en el sexto largo son vías que conviven (o entran en conflicto, según se vea) con el recorrido de la Directa a la Anglada.
Croquis de la vía fendaseferralla.blogspot.com.es

El último largo de la vía antes de las viras de la Anglada-Guillamón fue abierto originalmente escalando primero con tendencia a derechas y después a izquierdas, pero ese itinerario hoy en día no se realiza, recorriéndose de manera más directa y segura el último largo de Mi padre tiene sed.

  • L1: Comenzar la escalada subiendo a un nicho alargado debajo de una larga fisura que se escala directamente (7a [V+/A0] estribos útiles) para salirnos hacia la derecha a montar la reunión en un nicho. 30 metros.

  • L2: Precioso largo de fisura con equipamiento vetusto y muchas posibilidades de autoprotección. Tras la primera fisura, cambiar a la fisura de la derecha para llegar directamente a la reunión. V+. 25 metros.

  • L3: Continuar la fisura unos 15 metros más y dando a la vista la gran buitrera alcanzarla en diagonal por una placa de roca compacta. V+. 30 metros.

  • L4: Salir de la buitrera por su izquierda con un paso duro (6a+) y girar a la derecha para ir hacia el diedro que forma la entosta sobre la que se encuentra la reunión. 30 metros.

  • L5: Comenzar hacia la derecha, primero en diagonal y luego claramente en travesía para después superar una panza difícil (6b) pero muy bien asegurada. De ahí, unos pocos metros a la derecha por una pequeña repisa se llega a la reunión. 20 metros.

  • L6: Salida recto a por otra panza difícil (6b+) que nos sitúa en una repisa que se recorre hacia la izquierda. Por terreno ya más fácil, realizar una gran diagonal a la izquierda hasta encontrar la reunión. 25 metros.

  • L7: Último largo de Mi padre tiene sed que no corresponde con el itinerario original, pero que es la manera más directa de acceder a la reunión común en la travesía de la Anglada-Guillamón. 25 metros.

Recomendable continuar por la Anglada-Guillamón hasta la cima (5 largos), pero es posible acometer el descenso por la vira de la Anglada-Guillamón, bien hasta la primera instalación por los rápeles de la Tangerine Dream (recomendable con cuerdas de 60 metros) o bajando a la vira inferior de la Anglada-Guillamón para rapelar hasta la chimenea del Puro y desde ahí continuar por los rápeles clásicos del Puro.
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