Buscador

Lo primero, la montaña

La Norte del Puro: en honor a la verdad (1ª parte)


"He estado, si la memoria no me falla, unos cuarenta años mudo". Con esta frase comenzó en 2003 Gregorio Villarig el relato del primer intento a la Norte del Puro en la que él fue, junto con Alberto Rabadá, protagonista. Todo surgió a raíz de la publicación del libro Rabadá y Navarro de editorial Barrabés, donde los autores narraban la historia de la primera intentona de esta vía tomando como fuente documental el artículo escrito por Rabadá para el boletín nº60 de Montañeros de Aragón. Efectivamente, 43 años después de que Edil escribiera ese artículo Villarig aclaraba en el anuario dedicado a los 50 años de la 1ª ascensión al Puro ciertos puntos exagerados, inexactos o directamente inventados por Rabadá, todo ello desde el más absoluto de los cariños y sin ningún afán de revancha ni protagonismo.

La publicación en el blog de Gregorio Villarig de la Norte del Puro con Cecilia Buil (en el artículo que inauguró su blog también contó esta escalada con Toño Carasol) me ha llevado a recordar la historia y transcribir la escalada contada por los dos protagonistas, Rabadá y Villarig. Para aclarar las diferentes versiones transcribiré en verde lo escrito por Alberto Rabadá en 1960 y en azul la réplica de Gregorio Villarig en 2003. Lo que viene a continuación son sólo extractos de sus artículos, recomiendo la lectura de los originales mucho más extensos y entretenidos que lo que yo pueda contar aquí.

Sobre la historia previa que llevó a Rabadá y a Villarig a la Norte del Puro también se publicó este artículo en 2008 en los Cuadernos Técnicos de Barrabés.

..........

30 de agosto de 1959

Antes de empezar la escalada, estando ya a pie de vía, la cordada se ata con el nudo Edil.
Alberto Rabadá: "Sin hacer mucha fuerza logro convencer a mi compañero para que se ate con un nudo nuevo que estoy experimentando"

Gregorio Villarig: "Es cierto que el nudo, llamado "Edil" desde entonces, se estrenó en escalada ese día. Nos lo pusimos los dos y yo más arriba lo "homologué" cayéndome; no es cierto que yo no supiera de qué iba el nudo, porque ese nudo lo habíamos ensayado muchas veces en el taller de la Avenida de Madrid colgando las cuerdas de una viga de madera del techo".
..........

Tras superar la cueva del Puro, Rabadá se desvía por terreno nuevo para llegar a la entosta de la Norte y seguir hacia arriba. El roce de las cuerdas les hace cambiar de planes; Rabadá recupera a Villarig hasta la entosta para que monte nueva reunión y corran mejor las cuerdas y continúa Edil hasta debajo de una panza donde monta una reunión "de circunstancias". Sin más problemas, Villarig recupera el largo y comienza a tirar el segundo largo.

A.R.: "Continúa Villarig esta segunda tirada sobre un par de clavos en los que coloca estribos. Otro clavo más y me comunica que esté atento, pues va a salir en libre. Así lo hago y apenas tengo tiempo de oír un leve lamento que turba el pacífico sueño de un par de cuervos que sesteaban en... la peña de Don Justo"
G.V.:"No ocurrió así. Yo salgo de la reunión a libre dos, tres metros y pensando en la reunión, que yo la considero precaria, busco desesperadamente meter un primer clavo de seguro que nos dé un respiro" Aquí Villarig explica su situación: sólo consigue clavar en una entosta que le parece "una auténtica birria" un pitón rarísimo -más ancho que largo- hecho por un herrero según indicación de Rabadá y Cintero en el que se le "ponen los pelos de punta sólo de pensar en colgarse de ese clavo". Villarig sigue hacia arriba sin poder clavar nada más y debido a la dificultad del paso se queda bloqueado sobre presas minúsculas intentando agarrar una buena presa naranja en la siguiente panza. "Pero allí no se puede estar eternamente, las manos se me cansan y los dedos se me escurren, intento de nuevo llegar a la presa naranja pero me he encogido y ya no llego ni a tocarla. Ahora sé que me voy a caer, es cuestión de tiempo que aguenten las yemas de los dedos que ya no las siento. Aviso a mi compañero ¡Rabadá que me voy, que me voooyyyaaymamica mamica! El primer "me voy" lo oyó, la segunda parte de la frase le pareció un alarido"
..........

Continúa el relato:
A.R.: "No tengo que preguntarle qué ha pasado ya que a mi lado vuelvo a tener al compañero con la cara lo suficientemente explícita para que sobren las palabras que no puede articular. Le pregunto si no se ha salido del encordaje, cosa que lo deja algo consternado. Por mi parte quedo la mar de satisfecho al ver que la única prueba que le faltaba al nudo ha respondido satisfactoriamente"
G.V.: "Cuando me doy cuenta de que me he caído, estoy con los pies separados en la pared, el cuerpo erguido y no me he hecho ni un rasguño. Estoy por debajo de Rabadá, miro hacia arriba y lo primero que veo es su cara con una amplia sonrisa diciéndome ¡pues no te has ido tan lejos! y además "no te has salido" refiriéndose a la incredulidad de Rafael (Montaner) que suponía que si en una caída se salía la cuerda del hombro y caías boca abajo también se saldrían las piernas".

Leer la segunda parte.

Reseñas de la Norte del Puro, aquí.

¿Espeleología en Riglos?

La cueva de la Virgen, la cueva del Puro y la cueva del Palomar son, tal vez en ese orden, las cuevas más famosas de Riglos. Quien venga de fuera y las vea por vez primera pensará que es muy optimista la denominación de "cueva" para lo que no pasa de ser un abrigo o una "balma", pero ésa es la palabra también empleada en otros covachos de las inmediaciones, como son la Cueva d'os Chitanos (o del gitano) en Agüero o las Cuevas de la Reina de Vadiello.

La Cirila en la base de la directa del Puro, la Blanchard entre el Cuchillo y el Frechín, la del Petoste del Cored... son otras de las cuevas de los Mallos producidas por las características geológicas del conglomerado típico de Riglos. Siendo meros huecos en la pared, algunas de ellas tienen sin embargo un halo mágico y fantasioso, a pesar de que su misterio no ha trascendido demasiado; Carlos Gutiérrez en el libro Guía Misteriosa de Aragón recoge la creencia de que una existe una cueva en los Mallos que es una puerta a otra dimensión temporal; esta "cueva del tiempo" algunos habituales de la zona la sitúan en el mallo Magdalena, siendo bien visible desde la pista de los mallos pequeños que se dirige a la fuente de los Clérigos. En todo caso, aquellos que han entrado ahí tras la obligada corta trepada, no manifiestan haber sentido ninguna traslación a otra época. Edito: Charlie responde a mi demanda de auxilio en este tema y aporta su conocimiento. "La historia de la puerta a otra dimensión ya la había oido hace muchos años en un programa nocturno de radio, de esos tipo "cuarto milenio", pero alli la situaban (creo recordar) en el circo de Verano, entre el Fire y el Pisón..."

El tipo de roca da para algún paso bastante estrecho, casi "espeleológico". Cuando Jordi Panyella relataba la ascensión de la chimenea que lleva su nombre, ya hablaba de las angosturas que tuvieron que pasar, viniéndole a la memoria el parecido con las cuevas. Montaner y Rabadá también las pasaron canutas en el penúltimo largo de la Galletas al pasar por la piedra empotrada e inclusó Rabadá tuvo que quitarse ropa para poder avanzar en el Tubo de los Chemequeos en la Vía de los Diedros.

Sin embargo, aunque no me ha sido posible localizarlas sobre el terreno -y llevo ya bastante tiempo buscando y preguntando- parece ser que existen algunas simas en el entorno de Riglos que a mediados de los años 50 despertaron un pequeño interés espeleológico entre los escaladores que frecuentaban los mallos. Desgracidamente, las grutas no deberían de ser gran cosa y hoy en día su localización y sus datos concretos se han perdido o son bastante complicados de encontrar. Sí que es posible en los mapas leer las referencias "Cueba carasol", "O Galocho d'o Tiú", "Cueba Bera" o "Cueba Águila" en el entorno de los mallos chicos, incluso "A cueba manco" cerca del Castillo de Marcuello, pero no parece que ninguna de estas cuevas hagan referencia a algo con el mínimo interés espeleológico.

La información más antigua en la que los escaladores hacen referencia a la espeleología en Riglos la encontramos en el homenaje que le hicieron a Víctor Carilla tras su muerte en el cuarto intento al Puro. Como recordatorio de su paso por Riglos, sus compañeros de Montañeros de Aragón realizaron un pequeño montaje en el que aparecían todas las actividades que el escalador desarrolló en los mallos, figurando entre ellas el descenso realizado el 4 de agosto de 1949 a una sima hasta una profundidad de unos 60 metros.

Es curioso sin embargo que un gran conocedor de estas paredes como fue Rafael Montaner, no parece estar al tanto del dato del descenso de Víctor Carilla y en un excelente artículo que publica en 1957 sobre la escalada en los mallos, toma una actividad realizada por una famosa cordada de escaladores catalanes como la primera actividad espeleológica en Riglos.


"Durante la Semana Santa de 1955, la cordada Torras - Nubiola, de Barcelona, hacen la 3ª al Puro e inauguran una nueva actividad en Riglos: la espeleología. Descienden y exploran la sima cercana al pueblo, de unos 20 metros de profundidad, retacada de barro y grava, reconociendo también otras grutas de montes cercanos"

Son llamativos estos dos datos. Por una parte se da por hecho que J.M. Torras y J. Nubiola son los primeros en hacer espeleología en Riglos, a pesar de que Montaner sin duda conocía el historial de Carilla. Por otra parte, sorprende que también da la información de que existían otras grutas en montes cercanos pero sin incidir acerca de ellas.


Y no acaban ahí las exploraciones espeleológicas. Aprovechando también la Semana Santa, cuando Montaner relata lo sucedido en el año 1956, explica que nuevos grupos se internan en las supuestas profundidades rigleras publicando el siguiente comentario: "En Semana Santa, un grupo de Madrid y Barcelona exploran una sima en el macizo de los Fils que resulta bastante profunda para lo que es normal en los macizos de conglomerado".


Como observamos, la descripción de la modesta actividad espeleológica que se realizaba en los mallos no llamaba la atención más que por lo novedoso que resultaba, pero al contrario de la pormenorización de las piadas en la escalada, aquí se omiten todo tipo de detalles técnicos así como de localización de dichas cavidades. En este último caso por lo menos sabemos centramos más el tiro y sabemos que las exploraciones, exitosas según leemos, sucedieron en el macizo de los Fils.

Como siempre, se agradecen aportaciones a este tema.

La cordada Rabadá - Navarro: 50 años de su primera vía

Extracto del artículo publicado en www.barrabes.com


Al terminar el día 2 de mayo de 1959, dos jóvenes escaladores llegan ya de noche al pequeño pueblo de Riglos. Ambos son de sobras conocidos entre los lugareños y los escaladores de los mallos, aunque no se les haya visto formar cordada juntos hasta ese momento. Uno de ellos, Alberto Rabadá, a sus 24 años ya tiene un currículo montañero envidiable; entre otras muchas actividades, ha realizado la primera repetición de la Peña Sola de Agüero, la Ravier del Tozal del Mallo y la norte de la Torre de Marboré, además de contar con aperturas tan significativas como la normal del Puro, la Serón-Millán al Pisón o la Francisco Ramón Abella (más conocida como la Galletas) al Firé. Con ésta, suma la tercera de las cuatro aperturas que firmó en esa Peña.

El otro escalador es Ernesto Navarro; un año más joven y con menor experiencia en el ámbito vertical. A pesar de ello, se le da un reconocimiento extraordinario por sus escaladas, ya que en los dos años escasos que lleva escalando le ha dado tiempo para abrir la vía Luis Villar al Firé y realizar una de las todavía escasas repeticiones a la normal del Puro tras un largo paréntesis por haberse roto una pierna en la travesía de las 5 puntas del Firé.

Seguir leyendo 50 aniversario de la primera vía abierta por Rabadá-Navarro

Artículo completo en el número 45 de Cuadernos Técnicos.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...