Buscador

Lo primero, la montaña

Santuario solsticial en el Vero. San Martín de Lecina y la cueva de la Mezquita

ABSTRACT
A series of discoveries related to the illumination of the sun through rock holes during the winter solstice, allows us to suppose that in ancient times a sanctuary of solar worship existed around the mouth of the Choca gorge in the Vero River. Multiple evidences, such as Neolithic sites, cave paintings, rock cups and gutters or burials in very difficult access places, highlight the special uniqueness of this place.
Parallelisms with other sanctuaries illuminated through gnomonic holes in important dates such as solstices and equinoxes, confirm a cult extended from prehistoric times in various parts of Europe and that would have in the Vero a sanctuary that has lasted through time until today.

Keywords:

Solstice, San Martín de Lecina, Mezquita cave, Vero River, solar cult, sanctuary.



Vista del sol desde la ermita de San Martín a través de Tozal de Mallata 
La cuenca del río Vero ha sido desde siempre un lugar emblemático para aprender de los vestigios que la historia ha ido dejando, encontrándonos con numerosos y bellos ejemplos de dólmenes y arte rupestre prehistórico como elementos más antiguos. Por la importancia de estos testimonios milenarios en 2001 fue creado el parque cultural del río Vero, contando con numerosos ejemplos de arte rupestre de estilos paleolítico, levantino y esquemático, por orden cronológico; en el arte esquemático, observamos una concentración muy clara de todas las pinturas, siendo los acantilados en los que se ubica la ermita de San Martín de Lecina donde mayor es la profusión de pinturas rupestres, destacando entre todos los de Gallinero, Lecina y Barfaluy. Así mismo, en la orilla contraria del río Vero, encontramos los igualmente fantásticos abrigos de Tozal de Mallata con pinturas de la misma cronología, entre el neolítico y la edad del bronce.

Mapa de ubicación de las pinturas. Fuente: Roches ornées, roches drésses
Todo ello nos revela a la confluencia de los cañones de la Choca y del Vero como un lugar muy frecuentado desde un pasado muy remoto. Las excavaciones de 2001 en Huerto Raso, a escasa distancia de la ermita de San Martín, dejaron unas dataciones de 6300 años antes del presente para una estructura de habitación.


Símbolo solar en las pinturas rupestres de Tozal de Mallata

Conjunción sol - ventana natural - lugar sagrado

En la vertiginosa pared oeste del Tozal de Mallata existen dos pequeños arcos de roca muy próximos entre sí, con apenas unas pocas decenas de metros de distancia entre ellos y que, en una fecha con una implicación tan simbólica como el solsticio de invierno, generan en conjunción con el sol dos efectos muy visuales con solo unas horas de separación entre uno y otro. En el más que probable caso de que esto fuera conocido en épocas pasadas, podría ponerse en relación con la increíble cantidad de testimonios artísticos en los covachos del entorno y tendrían cierta importancia al reinterpretar este territorio como una especie de santuario solsticial de la antigüedad, un observatorio de culto al sol a través de ventanas naturales. El primer agujero se sitúa en el espolón suroeste del Tozal de Mallata, apenas unos metros por debajo del abrigo con pinturas rupestres de Tozal de Mallata B (el situado más al oeste) y el segundo solo es bien visible desde dentro de la cueva de la Mezquita.

Cara oeste del Tozal de Mallata. Ubicación de la cueva de la Mezquita (Palomera o de Lucien Briet) y de la ventana del espolón

La ermita de San Martín de Lecina o San Martín de la Choca se sitúa bajo un altivo espolón rocoso que hace de interfluvio entre el río Vero y el cañon de la Choca, su principal tributario por dimensiones aguas arriba de Alquézar. En buen estado de conservación, esta ermita es la reconstrucción realizada a principios del siglo XVII de otro lugar de culto anterior que cayó en desuso por su estado ruinoso.
Aspecto probable de la anterior ermita de San Martín de Lecina. Fuente: DARA

Aspecto probable de la anterior ermita de San Martín de Lecina. Fuente: DARA


De factura sencilla, conserva la orientación canónica con cabecera al este tal vez más por simple adaptación a la pared rocosa que por convención religiosa. Además de una sencilla ventana en la parte trasera, su única iluminación proviene de un pequeño vano aspillerado en la fachada sur que fue tapado con una placa de alabastro. En el interior destaca su suelo empedrado con una bella figura geométrica de círculos con radios, otra más pequeña desplazada del eje de simetría de la ermita y únicamente una mínima capilla adosada a la pared de la montaña rompe la planta perfectamente rectangular de la ermita. Sobre el vano y la capilla volveré más adelante.
San Martín de la Choca o San Martín de Lecina desde Tozal de Mallata

Ubicación de la ermita de San Martín (en el círculo) entre la Choca y el Vero
El día del solsticio de invierno se produce un curioso efecto digno de ser visto. En torno a las 11:23 de la mañana (GMT +1) del día del solsticio el primer rayo de luz del sol que incide sobre la ermita lo hace a una altura de 20'8º sobre el horizonte y un azimut de 157º atravesando la ventana natural situada en el espolón suroeste del Tozal de Mallata -denominada "el Ojo de Mallata"-, a 390 metros de distancia de la ermita, iluminando como un faro brevemente el edificio y vuelve a desaparecer hasta que el sol surge definitivamente por detrás de la montaña. Este llamativo espectáculo no debió de pasar desapercibido a los primeros visitantes de esta zona y, dada la profusión de pinturas con simbolismo mágico en esta montaña, todos los indicios llevan a pensar que existió un espacio de culto en este mismo lugar del que ya solo queda el testimonio cristianizado de la ermita de San Martín. Este fenómeno es observable desde la fachada de la ermita entre el 6 de diciembre y el 5 de enero, fechas en las que el sol alcanza el máximo de 21'7º de altura y también varias semanas antes y después de esas fechas si nos desplazamos a las fajas de terreno que se encuentran por debajo de la ermita de San Martín de la Choca. Desde el mirador de Tozal de Mallata, se observa como el foco de luz que pasa a través del agujero en la roca barre desde el entorno de los abrigos de Barfaluy hasta llegar a la ermita.

Asoleo de la ermita de San Martín de la Choca a través de la ventana natural de Tozal de Mallata





La cueva de la Mezquita (así llamada en Alquézar) o de la Palomera (en Lecina), redenominada cueva de Lucien Briet por Pierre Minvielle ya en el siglo XX, es una gran abertura vertical al poniente del Tozal de Mallata, justo enfrente de la ermita de San Martín. Con breve desarrollo hacia su fondo, ningún pozo, recorrido sin alicientes deportivos, escasas formaciones estalagtíticas... sin interés espeleológico en definitiva y a lo que añadir un arduo acceso por una glera plagada de vegetación lacerante, todo ello ha hecho que las entradas a esta cueva hoy en día sean anecdóticas.
Boca de entrada a la cueva de la Mezquita (o la Palomera o de Lucien Briet)

Sin embargo, algo en su interior nos dice que la escasez actual de visitas no siempre debió de ser así.
Ya Antonio Beltrán da cuenta de la antigüedad de la presencia humana en esta cueva:
«Se halló un fragmento de cerámica roja al exterior y negra por el interior, gruesa y de grano gordo; un fragmento de borde con cordón e impresiones digitales que podría llevarse hasta el Neolítico»  A. BELTRÁN: «Caesaraugusta». 1972, p. 73.

Una serie de unos 30 escalones tallados muestra un trabajo que se realizó en tiempos pasados para mejorar la accesibilidad hasta la única plataforma horizontal que, situada casi al fondo de la cueva, se encuentra así mismo bajo la única estalagtita de importancia de toda la caverna. Esta luminosa gruta, aunque con cierta inclinación, no parece ser el ejemplo de recorrido impracticable y menos para gente que debía de estar acostumbrada a moverse por lugares mucho más complicados propios de esta orografía ¿Qué llevó a realizar esta obra de accesibilidad a nuestros antepasados?
Tramo final de escalones en la cueva de la Mezquita o la Palomera

La respuesta puede estar en el sol. Asociado aquí también al solsticio de invierno al igual que el asoleo de San Martín de la Choca, desde el fondo de la cueva se puede contemplar otro espectáculo visual. Desde el vistoso tragaluz situado encima de la gran boca de entrada y por el que se observa la cuenca del barranco de Chimiachas, el sol poniente va lanzando poco a poco su luz hasta iluminar completamente el último rincón de la cueva.




Predicción del asoleamiento en el solsticio de invierno a través de realidad aumentada

Asoleo en la cueva de la Mezquita o la Palomera

San Martín de la Choca como cristianización de un culto asociado al sol

¿Pudiera ser que la ermita románica de San Martín fuera el primer lugar de culto que se construyera ahí? Es difícil de sostenerlo. Está documentada la presencia humana en la cuenca alta del Vero desde tiempos inmemoriales; las representaciones artísticas más antiguas de la zona se remontan al paleolítico y se hallan en la Fuente del Trucho, con una datación que sobrepasa los 30000 años de antigüedad según las últimas investigaciones

A la derecha (este) de la ermita, proyección del sol a través del "Ojo de Mallata" inmediatamente después de iluminarla


Durante milenios, grupos de personas atravesaron estos lugares y en el neolítico grupos de personas pintaron los abrigos de Chimiachas y Arpán entre los más destacados. En fechas más recientes, vuelvo a insistir en el dato, los abrigos con pinturas esquemáticas de Gallinero, Barfaluy y Lecina entre los más importantes, nos hablan de la importancia de la peña en la que se ubica la actual ermita como lugar con especial significado religioso, incluso en la peña situada al sur de la ermita de San Martín sobre la faja Coscojuela (de nombre tal vez Peña Viña Mala) da testimonio de curiosos enterramientos en emplazamientos inverosímiles ya en el siglo IV de nuestra era. Parece complicado pues que tantos grupos a lo largo de tantos siglos pasaran por alto un hecho tan llamativo y que destinaran esfuerzos y riesgos a realizar representaciones e incluso enterramientos en intrincados lugares de esa misma montaña, obviando como espacio sagrado el lugar más apacible en el que se produce el asoleamiento en una fecha tan destacada como el solsticio de invierno.

En recuadro amarillo, ermita de San Martín. En recuadro rojo, pinturas rupestres de Gallinero

La significativa advocación a San Martín


Si estos indicios no fueran suficientes, la propia advocación de la ermita a San Martín nos da una pista bastante definitiva. San Martín de Tours (316-397) ostentó en su persona un largo historial de destrucción y posterior cristianización de lugares de culto paganos, sean edificios o elementos naturales. La Interpretatio Christiana tiene en este santo uno de sus máximos exponentes y de hecho es bastante común encontrar ermitas de San Martín en fondos de barrancos o cuevas, sitios con poca justificación evangélica si no es la de adaptar un culto anterior. Sin ir más lejos, en la propia sierra de Guara encontramos ermitas bajo la advocación de San Martín en lugares de complicado acceso en la cuenca del Flumen (San Martín de la val d'Onsera), del Alcanadre (San Martín de Alcanadre) y la que estamos tratando del Vero.

Así pues, la ermita que nos ocupa con la advocación a San Martín de Tours no parece algo que se realizara de nueva planta con el asoleamiento a través de la ventana natural como justificación, sino más bien a un aprovechamiento de un culto anterior. Copio un texto que reafirma el carácter cristianizador de San Martín:

En diversas ocasiones, Sulpicio Severo se refiere a las numerosas intervenciones de desmitificación de Martín. La gente continuaba siendo pagana y los templos construidos por los galo-romanos permanecían allí. Por eso Martín, siempre que se le presentaba la ocasión, destruía dichos templos y cuantas estatuas los decoraban. Algunas de las veces  lo hacía con grandes dificultades. (...)
Martín volvió, pues, al pueblo y empezó a derribar las estatuas y los altares de lo que Sulpicio Severo llama "un edificio impío". La muchedumbre contemplaba sin moverse. Nadie se enfrentó con él. Le dejaban que realizara su tarea de destrucción. (...)
La historia se repetirá en diversas circunstancias. En efecto, es propio de Martín no esperar en su diócesis a que los campesinos de los alrededores vengan a buscarlo. Él sale a su encuentro. Y, precisa su biógrafo, "allí donde destruía santuarios paganos inmediatamente construía iglesias o ermitas". (...)
Para Martín, como para los cristianos en general, era importante borrar los recuerdos de los ídolos que reprobaba. (...)



Panel explicativo en la ermita de San Martín

Paralelismos en Europa


No quiero dejar pasar la oportunidad de poner en relación de nuevo el topónimo Martín con un asoleamiento hacia una iglesia. Tenemos el ejemplo del Martinsloch en Suiza en el que el sol atraviesa un agujero en la montaña e ilumina la iglesia de Elm. En este caso el fenómeno no está asociado al solsticio de invierno, pero la coincidencia no deja de ser llamativa.

Antigua postal del Martinsloch (agujero de Martín) en la localidad suiza de Elm

No es el de San Martín de Lecina el único caso documentado de santuario solar asociado a santuarios prehistóricos. El frontón de la tía Chula, en la localidad turolense de Oliete también señala el solsticio de verano y los equinoccios y un poco más adelante pondré el ejemplo de los abrigos de Quizáns. Probablemente, en la cercana cueva de la Fuente del Trucho, pase algo parecido en los equinoccios pero en este caso se puede llevar hasta el paleolítico.
Mismo efecto solar en Oliete (Foto: apadrinaunolivo.org)

También en la isla de Sicilia se encontraron la misma secuencia de agujero-solsticio en varios ejemplos: Monte Arcivocalotto, Cozzo Perciata y Pietra Calendario. También en Italia, en la región de Basilicata, encontramos el mismo fenómeno asociado al solsticio de invierno en la Petre de la Mola o en Campania, en el Cilento, la Preta ru Mulacchio. En todos estos casos, la datación se lleva al neolítico o edad del bronce.
The holed stone de Simonside en Northumberland (Inglaterra) o Hole-in-the-rock en Papago Park de Arizona (Estados Unidos) son otros ejemplos asociados a los solsticios pero de los que hay menos estudios realizados.
También podríamos hablar de la roca del cuco (Kuckuckstein) en las montañas de Königshain, cerca de Görlitz o el disco del cielo de piedra (steinerne Himmelsscheibe) o su cercano Yunque de Thor en Neusalza-Spremberg (Alemania).

Roca del calendario en Gela (Sicilia - Italia). (Foto: Giuseppe La Spina)

El 11 de noviembre, día de San Martín de Tours, la proyección a través de ese arco de roca queda todavía lejos de la ermita y solo podría pensarse en San Martín abad, el 7 de diciembre, en la que el sol sí incide levemente a través de la ventana natural en el ermita como una posible advocación relacionada con el día dedicado al santo; la falta absoluta de veneración a San Martín abad en esta zona permite sin embargo desechar esta idea. La fecha más cercana al solsticio de invierno que podría tener relación con San Martín de Tours es la del traslado de sus reliquias un 13 de diciembre del año 885.

Asoleamiento 7 de diciembre (reflejo solsticial 4 de enero)

Volviendo a las características arquitectónicas de la ermita quería detenerme en la posición de la ventana y la capilla. El alabastro sellado modernamente con silicona en la aspillera que hace de ventana impide observar el exterior, pero los grados de elevación y de orientación desde la capilla interior señalan hacia la cima de la Corona del Tozal coincidiendo por donde pasa el sol en el solsticio, lo que significa que durante la construcción de la ermita actual se conocía y se respetó este efecto natural aunque el hecho de que el alabastro tapara la entrada directa de luz desvirtuaba esta estratégica ubicación al desproveerla de significado. Sin el impedimento del alabastro asistimos a un doble paso del sol a través de dos barreras; primero por la natural de la montaña e inmediatamente después por la artificial de la pared sur de la ermita.


Dada la pequeña abertura que se dejó para la entrada de sol y que no permitiría ver en su plenitud la ventana natural de Tozal de Mallata ni siquiera en ausencia del alabastro, puede parecer que el asoleamiento no fue algo que se esforzaran demasiado en potenciar en la construcción del siglo XVII, tal vez tampoco en la edificación que existiera antes. Es de destacar, sin embargo, los elementos de la capilla lateral: por un lado, se ha dejado la roca natural únicamente en ese punto. Por otro, se han colocado un pequeño altar y lo que parece ser un asiento, este último perfectamente alineado con la jamba oeste que guarda la orientación sur que mira a la cima de la Corona del Tozal. Por último, aunque casi imperceptible, en el suelo de la capilla junto a la pared aparece grabada una rudimentaria y pequeña cruz que tal vez esté queriendo marcar el sitio sagrado exacto.
Proyección solar en la base de la capilla durante el solsticio

Asoleo sobre la pequeña roseta descentrada respecto al eje de simetría de la ermita


Pequeña cruz en el suelo de la capilla

Capilla en la ermita de San Martín. Roca natural, asiento y pequeño altar

La cueva de la Mezquita y su relación con el solsticio

Reconozco que en la cueva de la Mezquita me cuesta más esfuerzo tratar de relacionar el solsticio con una creencia precristiana en lo sobrenatural dada la escasez de elementos artificiales claros como construcciones o pinturas que denoten una evidente intencionalidad mística. Solamente los escalones tallados, los cimientos para vigas y postes y las marmitas enlazadas permitan establecer una indudable explicación religiosa.

Descartando el empleo de la cueva de la Mezquita o la Palomera como lugar de habitación o como establo dada la inclinada orografía del sitio y buscando la causa por la que se tallaron los rudimentarios escalones en su interior, no quedan demasiadas opciones para sostener la hipótesis utilitaria más que la de facilitar la labor a los cazadores de palomas aunque, vistas otras palomeras del entorno, sería extraño que justo en esta se haya tenido que adaptar el terreno de este modo cuando en otras con accesos más complicados se solventó el problema con elementos muebles. Sin movernos demasiado para buscar una comparativa, en el camino de las Escaleretas, aunque exageradamente acondicionado desde hace unos pocos años, los tallados de la roca se realizaron exclusivamente en los sitios verdaderamente complicados. Es más, ¿estarían relacionados los tallados de las Escaleretas y de la Mezquita? ¿Serían dos actuaciones similares y sincrónicas?

Peldaños parte inferior de la cueva
Progresando por los escalones tallados en el camino de las Escaleretas

Las hipótesis rituales tienen más sentido a mi modo de ver. No solo el topónimo Mezquita nos deja ver un trasfondo precristiano, sino que la tradición oral sitúa en esta cueva la realización de aquelarres y ritos de brujería. Tallar peldaños en roca en un lugar que es cul-de-sac solo se explica si es para favorecer el acceso a personas con movilidad limitada como ancianos, gente transportando peso (objetos, agua, vituallas o cargando a otras personas) o mujeres en avanzado estado de gestación.

Aunque desprovista de ningún elemento externo, en la cueva también quedan restos de lo que parecen ser ubicaciones de vigas o postes que mantendrían una estructura de madera que vendría a dar más comodidad al uso de la cueva o paso a lugares inaccesibles en la actualidad si no es mediante técnicas de escalada. Albert Painaud habla de la utilización de la cueva como santuario, situando su cronología en el siglo IX y X, un siglo antes de las primeras referencias al monasterio de San Cucufate de Lecina (1074), aunque quedarían por explicar por qué no se ha mantenido ninguna evidencia de culto (ni grabados, ni referencias, ni la herencia toponímica tan común en los lugares de culto) ni cuál era la funcionalidad que tenían las cazoletas con canalillos en dichos cultos medievales. Tampoco queda claro qué tipo de santuario era, ya que el "altar" al que conducen los escalones tallados desde luego no parece un sitio indicado para albergar más que a un pequeñísimo número de fieles.



Insistiendo de nuevo en el picado de la roca para realizar escalones y asumiendo que estando la roca seca no es algo absolutamente necesario para personas habituadas al inclinado suelo montañoso ¿por qué este lugar atrajo a personas con dificultades para llegar ahí? ¿Qué tiene esta cueva de mágico o espiritual para que se deba adaptar el terreno y facilitar así el acceso? La respuesta la podríamos tener en algún culto en el que el asoleo durante el solsticio a través de una ventana natural cobraba un papel protagonista.

En el cercano abrigo de Quizáns, Eugenio Monesma registró un caso similar esta vez relacionado con los equinoccios, aunque en ese caso la luz no atraviesa ninguna ventana o tragaluz sino que entra directamente e ilumina el fondo de la cueva que, tal vez, fue adaptado artificialmente para poder asistir sentado al espectáculo. Parece razonable pensar pues que en culturas anteriores era común dar culto al sol en abrigos y oquedades.
Asoleo en Quizáns (Alquézar). (Foto: Eugenio Monesma)

Si en San Martín de la Choca el primer rayo de luz que recibe el día del solsticio de invierno es a través de una ventana natural, en la cueva de la Mezquita sucede el mismo efecto con el último rayo de la tarde. La estancia se ilumina totalmente a través de un gran tragaluz natural que se encuentra justo encima de la boca de entrada a la cueva. El efecto luminoso es, como sucede en San Martín, bello e impactante y no es de extrañar que llamase la atención en otras épocas hasta el punto de poder ser considerado un lugar con propiedades sobrenaturales.
Asoleo próximo al solsticio desde el fondo de la cueva


Río Vero y peña sobre la faja Coscojuela (enterramiento infantil) desde la cueva

La asociación del solsticio de invierno al ciclo vida-muerte-resurrección tan documentado en numerosas culturas a lo largo de la historia podría ser la explicación al tallado de escalones para acceder al fondo de la cueva ¿Era una especie de sala de curas donde recibir la energía sanadora del sol? ¿Tal vez un paritorio al que se desplazaban las mujeres para traer a la vida a sus niños? Las condiciones climáticas de la cueva, con mayor confort térmico tanto para los rigores del invierno como del verano, además de las implicaciones mágicas del solsticio desde luego son un punto a favor de considerar este espacio como un lugar cómodo para convalecer tras una herida, una enfermedad o un parto.
Plataforma central y fondo de la cueva de la Mezquita

Así mismo, observamos grandes cazoletas con canalillos talladas en el suelo, con ejemplos en otros santuarios como Peñalba de Villastar, la peña de l'Omprio del Pueyo de Santa Cruz o la cueva de las Cazoletas en Monreal de Ariza. El desagüe tallado entre la segunda y tercera marmita claramente denota una intencionalidad al evitar que el líquido que contuviera se derrame hacia fuera. Sobre la funcionalidad de las cazoletas se ha especulado mucho sobre ello: desde símbolos sexuales femeninos o elementos de cultos litolátricos asociados a la fertilidad a planos de constelaciones o recipientes de ofrendas.

Marmitas arrosariadas en la cueva junto a la plataforma central

Canal de desagüe tallado entre la segunda y la tercera marmita

Conclusiones

Son evidentes varios hechos entre la ermita de San Martín y la cueva de la Mezquita o Palomera:

  • Relación entre el sol atravesando un arco de roca natural durante el solsticio de invierno e iluminando un punto muy concreto. Este hecho es indiscutible en la ermita, algo más dudoso en la cueva.
  • El entorno de Tozal de Mallata y Gallinero ha debido de ser considerado sagrado durante siglos, desde las primeras pinturas rupestres hasta las romerías de hoy en día.
  • La advocación a San Martín denota una clara intencionalidad cristianizante de un culto pagano anterior que, dadas las características vistas, debería estar relacionado con el sol.
Por todo ello, me aventuro a sostener la hipótesis de la existencia de un culto solar con la señalada fecha del solsticio de invierno en el entorno de la ermita de San Martín que desde el pasado se ha mantenido hasta hoy. Quizás investigaciones más profundas e incluso alguna excavación arqueológica, puedan arrojar luz sobre la importancia o no de este lugar como espacio sacralizado desde la más remota antigüedad.

Tozal de Mallata desde los covachos con pinturas de Barfaluy

Cómo llegar a San Martín de Lecina y a la cueva de la Mezquita

Punto kilométrico 18'100 de la carretera A-2205 entre Boltaña y Colungo. Parking de 20 plazas junto al Mirador del río Vero junto al barranco de Portiacha.

Desde ahí, tomar un ancho sendero que subiendo una larga cuesta se dirige al sur hacia las pinturas rupestres de Tozal de Mallata hasta el punto de encuentro. Hasta aquí también se puede llegar en coche por pista en regular estado desde el punto kilométrico 16 de la A-2205 junto al collado de San Caprasio.

Desde aquí, tras la visita recomendada de las pinturas, seguir las indicaciones a la ermita de San Martín, bajando por un bonito sendero junto al barranco de Mallata. Cruzado el barranco, tenemos muy cerca el desvío a la cueva de la Mezquita o la Palomera cuya enorme boca es muy visible desde aquí, tomando un sendero que sube por glera y entre vegetación.

Para visitar la ermita continuaremos bajando por el sendero hasta el río Vero (vadeo obligatorio, consultar caudal previamente) y nada más cruzarlo, tomar un desvío a la izquierda que nos sube en escasos minutos a la ermita de San Martín.

En tiempos, existía la posibilidad de llegar a la ermita de San Martín desde Lecina sin tener que vadear el Vero por el espectacular camino de las Escaleretas. Dicho camino, aunque ha sido adaptado en su parte inferior con una masiva instalación de escaleras, plataformas y pasamanos, no ha sido limpiado en el ramal que desde los abrigos de Gallinero bajaba (gracias a unas escaleretas que daban nombre al camino) hasta la ermita, por lo que no es posible acceder a la ermita sin vadear el Vero.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...