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Lo primero, la montaña

¿Espeleología en Riglos?

La cueva de la Virgen, la cueva del Puro y la cueva del Palomar son, tal vez en ese orden, las cuevas más famosas de Riglos. Quien venga de fuera y las vea por vez primera pensará que es muy optimista la denominación de "cueva" para lo que no pasa de ser un abrigo o una "balma", pero ésa es la palabra también empleada en otros covachos de las inmediaciones, como son la Cueva d'os Chitanos (o del gitano) en Agüero o las Cuevas de la Reina de Vadiello.

La Cirila en la base de la directa del Puro, la Blanchard entre el Cuchillo y el Frechín, la del Petoste del Cored... son otras de las cuevas de los Mallos producidas por las características geológicas del conglomerado típico de Riglos. Siendo meros huecos en la pared, algunas de ellas tienen sin embargo un halo mágico y fantasioso, a pesar de que su misterio no ha trascendido demasiado; Carlos Gutiérrez en el libro Guía Misteriosa de Aragón recoge la creencia de que una existe una cueva en los Mallos que es una puerta a otra dimensión temporal; esta "cueva del tiempo" algunos habituales de la zona la sitúan en el mallo Magdalena, siendo bien visible desde la pista de los mallos pequeños que se dirige a la fuente de los Clérigos. En todo caso, aquellos que han entrado ahí tras la obligada corta trepada, no manifiestan haber sentido ninguna traslación a otra época. Edito: Charlie responde a mi demanda de auxilio en este tema y aporta su conocimiento. "La historia de la puerta a otra dimensión ya la había oido hace muchos años en un programa nocturno de radio, de esos tipo "cuarto milenio", pero alli la situaban (creo recordar) en el circo de Verano, entre el Fire y el Pisón..."

El tipo de roca da para algún paso bastante estrecho, casi "espeleológico". Cuando Jordi Panyella relataba la ascensión de la chimenea que lleva su nombre, ya hablaba de las angosturas que tuvieron que pasar, viniéndole a la memoria el parecido con las cuevas. Montaner y Rabadá también las pasaron canutas en el penúltimo largo de la Galletas al pasar por la piedra empotrada e inclusó Rabadá tuvo que quitarse ropa para poder avanzar en el Tubo de los Chemequeos en la Vía de los Diedros.

Sin embargo, aunque no me ha sido posible localizarlas sobre el terreno -y llevo ya bastante tiempo buscando y preguntando- parece ser que existen algunas simas en el entorno de Riglos que a mediados de los años 50 despertaron un pequeño interés espeleológico entre los escaladores que frecuentaban los mallos. Desgracidamente, las grutas no deberían de ser gran cosa y hoy en día su localización y sus datos concretos se han perdido o son bastante complicados de encontrar. Sí que es posible en los mapas leer las referencias "Cueba carasol", "O Galocho d'o Tiú", "Cueba Bera" o "Cueba Águila" en el entorno de los mallos chicos, incluso "A cueba manco" cerca del Castillo de Marcuello, pero no parece que ninguna de estas cuevas hagan referencia a algo con el mínimo interés espeleológico.

La información más antigua en la que los escaladores hacen referencia a la espeleología en Riglos la encontramos en el homenaje que le hicieron a Víctor Carilla tras su muerte en el cuarto intento al Puro. Como recordatorio de su paso por Riglos, sus compañeros de Montañeros de Aragón realizaron un pequeño montaje en el que aparecían todas las actividades que el escalador desarrolló en los mallos, figurando entre ellas el descenso realizado el 4 de agosto de 1949 a una sima hasta una profundidad de unos 60 metros.

Es curioso sin embargo que un gran conocedor de estas paredes como fue Rafael Montaner, no parece estar al tanto del dato del descenso de Víctor Carilla y en un excelente artículo que publica en 1957 sobre la escalada en los mallos, toma una actividad realizada por una famosa cordada de escaladores catalanes como la primera actividad espeleológica en Riglos.


"Durante la Semana Santa de 1955, la cordada Torras - Nubiola, de Barcelona, hacen la 3ª al Puro e inauguran una nueva actividad en Riglos: la espeleología. Descienden y exploran la sima cercana al pueblo, de unos 20 metros de profundidad, retacada de barro y grava, reconociendo también otras grutas de montes cercanos"

Son llamativos estos dos datos. Por una parte se da por hecho que J.M. Torras y J. Nubiola son los primeros en hacer espeleología en Riglos, a pesar de que Montaner sin duda conocía el historial de Carilla. Por otra parte, sorprende que también da la información de que existían otras grutas en montes cercanos pero sin incidir acerca de ellas.


Y no acaban ahí las exploraciones espeleológicas. Aprovechando también la Semana Santa, cuando Montaner relata lo sucedido en el año 1956, explica que nuevos grupos se internan en las supuestas profundidades rigleras publicando el siguiente comentario: "En Semana Santa, un grupo de Madrid y Barcelona exploran una sima en el macizo de los Fils que resulta bastante profunda para lo que es normal en los macizos de conglomerado".


Como observamos, la descripción de la modesta actividad espeleológica que se realizaba en los mallos no llamaba la atención más que por lo novedoso que resultaba, pero al contrario de la pormenorización de las piadas en la escalada, aquí se omiten todo tipo de detalles técnicos así como de localización de dichas cavidades. En este último caso por lo menos sabemos centramos más el tiro y sabemos que las exploraciones, exitosas según leemos, sucedieron en el macizo de los Fils.

Como siempre, se agradecen aportaciones a este tema.

La cordada Rabadá - Navarro: 50 años de su primera vía

Extracto del artículo publicado en www.barrabes.com


Al terminar el día 2 de mayo de 1959, dos jóvenes escaladores llegan ya de noche al pequeño pueblo de Riglos. Ambos son de sobras conocidos entre los lugareños y los escaladores de los mallos, aunque no se les haya visto formar cordada juntos hasta ese momento. Uno de ellos, Alberto Rabadá, a sus 24 años ya tiene un currículo montañero envidiable; entre otras muchas actividades, ha realizado la primera repetición de la Peña Sola de Agüero, la Ravier del Tozal del Mallo y la norte de la Torre de Marboré, además de contar con aperturas tan significativas como la normal del Puro, la Serón-Millán al Pisón o la Francisco Ramón Abella (más conocida como la Galletas) al Firé. Con ésta, suma la tercera de las cuatro aperturas que firmó en esa Peña.

El otro escalador es Ernesto Navarro; un año más joven y con menor experiencia en el ámbito vertical. A pesar de ello, se le da un reconocimiento extraordinario por sus escaladas, ya que en los dos años escasos que lleva escalando le ha dado tiempo para abrir la vía Luis Villar al Firé y realizar una de las todavía escasas repeticiones a la normal del Puro tras un largo paréntesis por haberse roto una pierna en la travesía de las 5 puntas del Firé.

Seguir leyendo 50 aniversario de la primera vía abierta por Rabadá-Navarro

Artículo completo en el número 45 de Cuadernos Técnicos.



El Huevo de San Cosme: apertura y ética

Las formas redondeadas y panzudas de los monolitos de conglomerado han llevado a la imaginación colectiva a ver las mismas formas familiares en lugares separados entre sí por bastantes kilómetros de distancia. El Ou de Colom en Montserrat, el Huevo de Morrano o el Huevo de San Cosme son casos parecidos al que ya expuse con los Puros que aparecen por la geografía española.

El 23 de abril de 1951 la cordada formada por los escaladores oscenses de Peña Guara, Casas y Cabrero consigue la cima del Huevo de San Cosme. Otros dos escaladores, Nogués y Lacoma, no pueden seguir a sus compañeros hasta la cima debido a la violenta tormenta de lluvia y granizo que se desata en ese instante, obligando a los escaladores de la cima a descender antes de que sus compañeros pudieran completar la escalada.


Desde los ambientes montañeros aragoneses se les dedican palabras de elogio dado lo dificultoso de la ascensión, que había dejado sin el sabor del triunfo a escaladores consagrados de la talla de Ángel Serón “el Flecha”. La dificultad de la escalada los describía el mismo “Flecha” en estos términos: “En 1947 intentamos cuatro veces el Huevo de San Cosme en Vadiello, pero allí no había forma de clavar nada, a pesar de lo cual llegamos bastante cerca”.


Palabras de elogio recibieron también de la prensa, pero una coletilla en la información desata las suspicacias. El diario “Nueva España” de Huesca, en su número del día 29 de abril, 6 días después de la apertura, termina la noticia con la siguiente frase:



(…) pero las clavijas quedan empotradas para todo aquel que quiera escalar El Huevo. Peña Guara, rumbosa, las cede


Este hecho de que el material quede “cedido” rumbosamente en la vía para el resto de escaladores hace que un cierto malestar circule en los ambientes montañeros de los años 50. Desde Montañeros de Aragón, Tomás Tomás Ichaso, presidente del club por aquel entonces, no incide en el tema y escribe estas líneas en el boletín interno del club: “Los detalles técnicos de la escalada ¡qué importan! Lo que importa es que MONTAÑEROS y ARAGONESES han triunfado plenamente allí donde escaladores de otras regiones hubieron de doblegar su intrepidez ante el coloso de piedra.Para demostrar su valía como montañeros escalaron el “Huevo” y para enseñar su aragonesismo sin límite, lo ganaron, quisieron hacerlo así, el día de San Jorge, Patrón de Aragón


Se publica la siguiente ficha técnica de la escalada:


Tiempo empleado: 31 horas, en cinco asaltos.

Material: 39 pitonisas, 32 clavijas medianas, 3 escarpas, 1 cuerda de 60 metros, 1 cuerda de 50 metros, 1 cuerda de 30 metros, 1 cordino de 50 metros.


Sin embargo, este pasar por encima de los detalles técnicos de la escalada no fue seguido por el Presidente del Grupo de Escalada de Montañeros de Aragón, Francisco Ramón Abella “el Galletas” (sí, el que da nombre a la vía del Firé) que en el siguiente boletín interno del club publica el artículo titulado: “Peña Guara se mueve. Pero…”


Al hacer referencia a la noticia del diario Nueva España, concretamente a esa última frase que he copiado literalmente aquí, el “Galletas” sostiene que aquel colofón de la información “se sale algo de lo que me atrevo a llamar “Ética de la escalada” al menos tal y como muchos la entendemos”.


Para explicar el "pero..." de su opinión sobre la ética, extraigo los siguientes párrafos de su artículo:


Y aquí viene el “Pero…” que deliberadamente he querido demorar un par de meses (…) a fin de no herir posibles susceptibilidades ni empañar nuestra admiración y felicitación a los “jabatos” escaladores que consiguieron (…) pisar por primera vez el “Huevo de San Cosme” (…)


Al tener que realizar el descenso en pésimas condiciones, con las cuerdas mojadas, las clavijas utilizadas en la subida que tenían que haber sido recuperadas por el último, se quedaron donde estaban


Es precisamente este “pero” el que no acaba de resultar bien, sabiendo que entre las leyes no escritas de la escalada, una de ellas es llevar la recuperación de las clavijas, mosquetones y cuerdas al máximo posible. Existe el prurito de no dejar un hierro clavado más que cuando no se puede sacar o para asegurar un rápel si no hay más remedio. Y la cordada que siga, si sabe y puede… sube. Pero ofrecer “rumbosamente” unas facilidades que no han sido solicitadas representa para la mayoría de los escaladores una falta de ética que podría redundar en una abstención hacia la escalada fácil. ¡¡Precisamente la escalada es difícil!! Y cuanto más difícil, siempre que sea posible, más se lucha, más se trabaja y mayor es el anhelo y la satisfacción personal que reporta una vez superada


Escribimos lo que antecede en plan completamente amistoso y con la seguridad de que sabrán comprender los que nos lean, que el principal objetivo de estas líneas es únicamente exponer nuestro deseo de que los escaladores de Peña Guara completen la ascensión al “Huevo” que tuvieron que interrumpir a causa del agua y del granizo, impidiendo la recuperación de parte del material. Y sabemos que los muchachos del Grupo de Escalada de Peña Guara, buenos amigos nuestros no tomarán en mal sentido este “rollo” ya que como escaladores saben perfectamente todo lo que ha quedado expuesto, que he creído necesario hacer constar para conocimiento de los no iniciados





Manu Córdova



Entrevista a Manu Córdova en Desnivel nº274.

Manu Córdova: Hiperactivismo alpino

Un día deportiva, al siguiente Ordesa para liberar Zarathustra, por la noche a Alpes: ¡la McIntyre/Colton está en condiciones! O Alquézar un día, Gavarnie al siguiente, de nuevo Alquézar y luego Gavarnie: a darle un 8c y a escalar los tres muros saliendo por El aliento del diablo y Alois.

Improvisación, energía y mucha motivación son los ingredientes del combustible que pone a 4.000 vueltas a este joven alpinista zaragozano y lo lanza como una flecha contra las paredes alpinas, comprometidos mixtos, liberaciones en pared, desplomes de octavo, montañas himaláyicas y hasta competiciones de la Copa del Mundo.

Edito (ago'09): Unos meses después, Desnivel publica on-line la entrevista.

Bravo, titán.

La Normal del Puro (Riglos): reseña y croquis

Entradas relacionadas:


Puestas sobre la mesa las cartas de ambas cordadas y visto que nadie iba a dejar que la gloria recayera sobre la cordada rival, la carrera por llegar el primero al Puro había dado el disparo de salida. El siguiente día festivo iba a ser el del 18 de julio –festividad en época franquista por el día del golpe de estado contra la república- por lo que las dos cordadas realizaron la misma estrategia: llegar antes a Riglos. Catalanes y aragoneses deciden adelantar la conquista al fin de semana anterior, pero son M. Bescós, Rabadá y Cintero los que consiguen la tarde del 12 de julio llegar al pueblo. Suben a la gran cornisa donde se sitúa la segunda reunión, dejan gran parte del material y descienden de nuevo al pueblo para dormir en casa de don Justo.
"Cintero", Manuel Bescós y Rabadá

Al día siguiente, 13 de julio, los escaladores logran llegar hasta el collado del Puro donde realizan el vivac.

14 de julio de 1953. Desde el collado, por terreno ya conocido en la tentativa del mes anterior, logran llegar en 8 horas hasta la base de la última panza, desde donde tuvieron que rapelar por la tormenta de la última tentativa y donde habían dejado el clásico buzón de las escaladas de la época. Superan la panza con un paso de hombros y al final del día llegan a la cumbre. Tras 6 tentativas previas, dos muertos y 6 años de intentos y prohibiciones, el Puro ha sido finalmente conquistado.

"En la cumbre, después de dar gracias al Altísimo, se canta el Cara al Sol, y como es completamente de noche y es imposible el descenso, se prepara el vivaque, que se presenta sumamente problemático debido al pequeño espacio disponible (unos tres metros).

Teniendo ante los ojos por un lado el imponente paredón del mallo Pisón y por otro el profundo abismo, transcurren lentas las horas esperando el amanecer para emprender el descenso" Descripción tras la ascensión realizada por Cintero.

15 de julio 1953.

Montando el primer rápel con una escarpa y un anillo de cuerda, consiguen llegar en tres rápeles más hasta el suelo donde esperan los compañeros que han seguido desde abajo la escalada. Al cruzar el pueblo para dar gracias a la Virgen del Mallo, se cruzan con la cordada catalana que buscaba también la conquista del Puro y que tuvieron que conformarse con la primera repetición.

Bescós al descender del Puro
Se comenta de Panyella que estalló de ira al enterarse de la conquista del Puro y dirigió duros insultos a la cordada aragonesa. De ese día es archifamosa la foto tomada a las dos cordadas en las escaleras de la iglesia de Riglos. Algo más calmado, Panyella firmaría por última vez en el libro de registro de Riglos: "Veníamos a realizar su primera, pero... ¡llegamos tarde! Sólo al saltar del tren, en el recién inaugurado apeadero de los Mallos, ya nos habían anunciado que: ¡Ya han subido! Nos fuimos a desahogarnos al Fire haciendo la travesía completa y contemplando a nuestras anchas un puro ya fumado por otros."


Descripción de la vía.

La Normal al Puro (ver croquis) es una de las escaladas más repetidas de Riglos. Es habitual ver las colas que se forman en el diedro por las cordadas que se van amontonando en la repisa donde se juntan la entrada clásica y la directa, no obstante, hasta 7 vías (Normal, Norte, Cintero, Makokis, Anglada-Guillamón, Directa a la Norte y la entrada a la Serón-Millán por el collado del Puro) utilizan la reunión anterior a la cueva del Puro, a los que hay que añadir los que pasan por ahí rapelando del Puro. En esta vía más que en ninguna madrugar más que una recomendación se considera una necesidad.

Cordadas aragonesa y catalana en la iglesia de Riglos
En general, bien asegurada, no está de más llevarse unos cordinos para reforzar ciertos puentes de roca bastante dañados por el paso del tiempo y de los escaladores, así como algún fisurero o friend si nos dan miedo los alejes rigleros. El equipamiento combina lo clásico con lo moderno, pudiendo encontrar auténticas reliquias en su recorrido. Aún con todo, la escalada es bastante segura.

Esta vía tiene todo lo que podemos encontrar en los mallos: zonas fáciles, diedros, techos, chimeneas, panzas y desplomes, todo ello en su justa medida. El recorrido, absolutamente lógico y aprovechando las zonas débiles de la pared, no ofrece demasiadas opciones para el embarque.

L1: Comenzar la escalada por la cara exterior, en la vertical de la cima del Puro, unos metros a la derecha del camino.Largo fácil en diagonal a la izquierda. IV+
L2: Continuar por la cornisa hacia la izquierda, sin seguros al principio, pero muy fácil. Superar un paso protegido con un parabolt y una P expansiva y seguir hacia la izquierda hasta dar con la reunión. V Hasta este punto se puede entrar en un solo largo por la entrada Directa desde la cueva Cirila (V+)
Normal del Puro. Última panza
L3: Diedro muy bonito, aunque bastante pulido por el constante paso de los escaladores. Reunión en buena repisa. V+
L4: Largo de trámite. Paso más difícil a la salida de la reunión y después larga y muy fácil travesía a la derecha hasta llegar a la Cueva del Puro. V
L5: Cueva del Puro. Desplome duro -casi techo- que hay que superar abriendo bien las piernas a cada lado de la cueva. Después de eso, un pequeño trámite hasta la reunión. 6a+ (añadir todos los ++++ que se quieran).
L6: Chimenea hasta el collado. Muy pulido en los tramos más estrechos.Frecuentes atascos en días de gran afluencia. Saltarse la primera reunión (rápel, inicio de la vía Cintero) Reunión en el collado, debajo de la piedra empotrada. IV+
L7: Subirse en la piedra empotrada, y dirigirse hacia la cara sur del Puro en diagonal hacia la izquierda. Buscar las zonas más fáciles, encontrando anclajes de todo tipo. Reunión con las argollas muy separadas (triangulación imposible) debajo de la primera gran panza. V+
L8: Superar difícilmente la panza que cubre la reunión (6a) y seguir verticalmente por terreno más fácil hasta llegar, moviéndonos a la derecha, a otra gran panza. Aunque hay reunión, es mejor seguir directamente hasta la cima. En libre o en A0 vencer la úlima dificultad de la vía y por terreno cada vez más fácil montar reunión (tres clavos) en la cima. 6b

Descenso en cuatro rápeles:
1º por la cara interior del Puro,
2º chimenea,
pasamanos y
3º y 4º línea de rápeles paralela al diedro de la entrada directa.

Toponimia del Mascún inferior (Rodellar)

Artículos anteriores:
Fantasmas en el Mascún.
La surgencia del Mascún.

En un par de artículos he ido recordando la carga misteriosa que rodea al Mascún. Una tradición antiquísima y un redescubrimiento moderno han dejado en este barranco una impronta toponímica que se solapa entre lo añejo y lo reciente sin saber muy bien qué es lo que corresponde a cada época.

Cada vez que hablo de Guara se hace imprescindible citar a Enrique Salamero. Es en Sierras de piedra y agua donde el autor desmenuza cada rincón de los barrancos, dando a conocer datos, historias y curiosidades que trascienden lo deportivo y muestran la cultura que rodeaba estos lugares antes de la llegada de los primeros “aventureros”. Sólo en el Mascún, sin contar ninguno de sus afluentes, Salamero recoge casi 40 topónimos de cascadas, caminos o puntos geológicos curiosos que debería de conocer aquel que se acerque a este lugar, enclave donde prácticamente cada espacio tiene su leyenda.

En lo que desde Lucien Briet se conoce como el Mascún inferior, la imaginación colectiva –antigua y moderna- ha moldeado las piedras para darle formas familiares o reconocibles, plasmando en la toponimia ciertos nombres que hoy en día son bastante conocidos. Aún así, a mucha gente que reconoce sin dudar cualquiera de estos sitios se le hace difícil saber qué hay de tradición y de actualidad en algunos de esos nombres que nos hemos aprendido. Vamos a hacer un repaso a algunos de ellos.

  • El Beso. Tan romántico nombre es la moderna denominación del Puntarrón, ese lugar en el que la perspectiva nos puede engañar pensando que estamos ante un puente natural de tan próximas que se encuentran las rocas que cubren el Mascún.


  • Le pas du bain des pieds (baño de pies). Con este nombre tan descriptivo rebautizó Briet el Estrecho de la Fuen de l’onso, una badina permanente conocidísima por la foto que realizó el explorador francés en 1904 en la que precisamente se observa la profundidad que da nombre a dicho estrecho. La citada Fuen de l’onso –otra vez, como en la Bal d’Onsera, aparece toponímicamente el oso por estas tierras- se encuentra actualmente semioculta aguas arriba entre roca y vegetación.


  • El zapato o la zapatilla. A mí me cuesta ver un zapato, veo más una locomotora o una “botilde” del 1, 2, 3. Hay quien dice que hay que verlo invertido, o que hay que mirarlo con la punta a la derecha… no me termina de convencer. De hecho, también se conoce como “la pipa”, así que cuando una misma roca da para tantas interpretaciones será porque no está del todo claro su parecido con ninguna de ellas.


  • El bolo d’o Real. Se conoce como O real de Mascún a la zona más ancha del Mascún, entre el Estrecho de la Fuen de l’onso y la fuente Mascún. Este llamativo bolo, que muestra de la fuerza que puede traer el Mascún, se encuentra varado en la orilla izquierda, enfrente del zapato.


  • Cuca Bellostas. Echo mano del Diccionario aragonés de Rafael Andolz para copiar una de las acepciones y dar explicación al topónimo. Cuca: Miembro viril, pene. Bellostas es una casa de Otín, en la que uno de sus habitantes (desconozco si el amo, aunque todo hace pensar que sí) alardeaba de “cuca” y de prole, con gran cantidad de hijos tanto fuera como dentro del matrimonio. Ante tanta fanfarronería, los vecinos de Otín con bastante guasa llamaron “la cuca de Bellostas” a la imponente aguja que domina todo el Real de Mascún.

    Tras la escalada de esta aguja, en 1954 se renombró -sin éxito- como Aguja Manuel Bescós. La explicación la dejo en el texto de los autores de la primera escalada (ver reseña y croquis de la escalada), Fernando Orobigt y Esteban de Pablo: "No consigo quitar de mi mente el recuerdo de aquel aciago día en que un desgraciado accidente cortó la vida en flor del que fue compañero nuestro en la montaña y guía en la escalada, Manuel Bescós San Martín.

    En aquel momento surgió en nosotros el firme propósito de que su nombre brillase con letras de gloria en la cumbre más alta que sin escalar hubiera. (...)Los Montañeros de Aragón (...)hacían a principios de marzo una excursión con el fin de confirmar los rumores oídos sobre la existencia de un monolito de unos 70 metros llamado por los vecinos del lugar la "Cuca Bellosta".

    Distante a media hora del pueblo de Rodellar (Huesca) y enclavado en el Barranco de Mascún, cual centinela perpetuo, yergue su figura colosal el monolito que hoy lleva el nombre del que fue amigo y maestro Manuel Bescós (q.e.g.e.)"


  • Ciudadela. Es el nombre con el que se conoce a la Peña a Costera. Una costera es –vuelvo a copiar a Rafael Andolz- una estribación de montañas y sierras en la proximidad de los pueblos montañeses (…)Suelen ser terreno pedregoso, estéril, muy inclinado, de roca viva con frecuencia.”. Decía Briet de la Peña a Costera que era una “fortaleza extraña, colosal. (…) Surge como ante un conjuro de Lucifer, hecha de roca pálida, manchada aún por la sangre de los que la habían tomado por asalto”.


  • El delfín. Para ver esta impresionante silueta hay que situarse a los pies de la Peña la Virgen, en el inicio de la ferrata. Tradicionalmente este enorme puente de roca y su vecino son conocidos como Os Ventanajes. Recomiendo no perderse la foto esférica de Ignacio Ferrando de la escalada en el Delfín de Rodellar.


  • Sobre escalada, que mucho hay, hablaré otro día.

    Equipamiento de la Directa a la Visera (Riglos)

    Del artículo La Visera: historia de un desplome del número 42 de Cuadernos Técnicos de Barrabés.

    "Con tantas comisiones de estudio, de preservación, de protección, de asesoramiento, de acuerdos sobre regulación, etc. todo parece avocado a establecer una Dirección General de Tráfico para vías de escalada. Y no hablemos del proceso de criminalización que sufre la práctica de la escalada debido a burócratas pseudoecólogos y afines. Por todo esto, a estas alturas de las discusiones sobre aperturas, restauraciones, «preparaciones» y equipamientos de vías parece anacrónico que alguien decida por su cuenta y riesgo, sin el consenso de las comunidades escaladoras, equipar una ruta considerada clásica para adecuarla —en parte o en su totalidad— a la denominada, con dudoso acierto, «escalada deportiva». Esto último es lo ocurrido en la Directa a la Visera, si ando bien informado."

    Seguir leyendo Confesiones y opiniones sobre el equipamiento de la Directa a la Visera (Riglos).

    Por Antonio Gómez Bohórquez (Sevi)

    Edito (dic 2010): Propuesta de restauración de la Directa a la Visera de Rafael García Romero, Víctor Velilla Suñer y David López Olea aprobada por los aperturistas de la vía, Antonio Gómez Bohórquez "Sevi" y  Mariano Lozano Miñano.

    La Endrija del Mango (Mallo Cuchillo - Riglos)


    El mallo Cuchillo, en Riglos, representó la última cima de los mallos grandes. La primera escalada seria a este mallo se produjo en 1960 por Julián Vicente, José Antonio Bescós, Pepe Díaz y Rafael Montaner por la Endrija por donde Dios manda, aunque un año antes Anglada y Guillamón ya habían subido accediendo desde el macizo, actuación que provocó ese curioso nombre de la primera vía como ya tuve oportunidad de explicar en este post.

    Dos son las "endrijas" (grietas, fisuras) que recorren la parte izquierda del Cuchillo, teniendo ambas vías dos de los aperturistas en común. Tres años después, en marzo de 1963, Rafael Montaner y José Antonio Bescós volverían a estas paredes para abrir, esta vez acompañados de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro la Endrija del Mango del Cuchillo.

    El nombre de Cuchillo para este mallo es evidentemente referido a su angulosa forma con un marcadísimo espolón -el Filo- que, aunque con aspiraciones de ser escalado desde las primeras épocas, no pudo ser conseguido mediados de los años 70. Debo detenerme un segundo en los nombres de las vías de este mallo, ya que gran parte de ellas hacen referencia más o menos directa al nombre del mallo al que surcan. Montaner, Bescós, Rabadá y Navarro iniciaron sin saberlo una tradición que fue seguida por algunos de los escaladores que abrieron en el Cuchillo en los siguientes años: a la Endrija del Mango del Cuchillo le siguió, como antes he relatado, El filo del Cuchillo. Realmente, este nombre de el Filo ya era conocido antes de que P. Expósito y J. Ascaso abrieran la vía en 1975, pero la tradición continuó con la apertura de La hoja del Cuchillo y, ya en los años 90, el enderezamiento de las travesías superiores del Filo fue bautizado (los nombres de partes de un cuchillo parece ser que ya se habían acabado y hubo que recurrir a marcas registradas) como Filomatic.
    Edito: Charlie completa la información muy acertadamente. -La Fisura de la Uña continua la tradición de nombres del mallo, ya que hace referencia al uñero con que se abren las navajas...

    Ésta fue pues una de las últimas Rabadá-Navarro, ya que 5 meses después morirían en la tragedia del Eiger. La consecución de la endrija del Mango, como nota anecdótica, representó la conquista del último mallo grande -excluyendo la Visera y el Macizo que son accesibles andando- en el que le faltaba por realizar una apertura a Rabadá (ya había conseguido primeras en el Puro, Pisón y Firé).

    La apertura se efectuó de manera notablemente rápida. Para estos escaladores tan habituados a la roca y fisuras de Riglos, en esta línea tan evidente sólo tuvieron un pequeño punto de dificultad en la salida de la Cueva del Palomar, pero una vez resuelto el paso la escalada se desarrollo sin más incidentes destacables.

    Hoy en día, la escalada conserva el carácter expuesto de las antiguas clásicas pero con un grado obligado relativamente sencillo, lo que permite ser un excelente entrenamiento para realizar clásicas rigleras más comprometidas. El paso más difícil es la salida del 2ª largo, un artificial bien equipado, que obligará al A1 o al A0 a aquellos que no quieran sacar en libre (7a+) el paso. Edito: Otro apunte de Charlie que viene a completar la información. -En 1984 el frances Serge Casteran encadena el 2º largo en libre, cotandolo de 7b+ (hoy 7a+). Es el primer séptimo "oficial" de Riglos, y el pistoletazo de salida a la liberación de las grandes vías rigleras.
    De todos modos, es una buena opción enlazar los largos 1 y 2 para hacer más fluida la escalada ya que la longitud total de los dos largos así lo permite.

    Tradicionalmente se hacía cima por la Endrija p.d.D.m. pero el equipamiento en el año 2000 de una clara fisura que lleva más directamente a la cima ha decidido a casi todos los escaladores por este nuevo recorrido, siendo completamente diferente a la vía que la precede. Si en la Endrija del Mango la roca se puede calificar de muy buena en general, en la Fisura de la Uña -así es como se llama esta vía- la roca sigue siendo inestable después de llevar varios años abierta; si en el Mango el equipamiento es aleatorio y escaso, en la Uña es abundante y seguro (parabolts), pero a pesar de las diferencias, o más bien debido a ello, ambas vías se complementan perfectamente.

    Desde la cima del Cuchillo podemos descender de varias maneras. Normalmente se rapela por la cara que da al pueblo, siendo posible también ascender al Macizo en un largo desde el collado que lo separa del Cuchillo y desde ahí bajar andando por el camino de la Visera. Otra opción algo menos recomendable es rapelar la chimenea SE hasta acceder a la canal de la Rosaleda desde donde - después de recorrer a la inversa un pasamanos equipado como escape de esa cara del mallo- llegamos en 3 rápeles al suelo (si bajamos por aquí, los rápeles son de más de 40 metros siguiendo las argollas blancas, obligatorio cuerdas dobles).
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