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Lo primero, la montaña

La montaña olvidada

El próximo 6 de marzo Arturo González, acompañado de José Antonio Cuchí y Severino Pallaruelo, realizará la presentación de su libro La montaña olvidada. Despoblados del Alto Alcanadre. El acto tendrá lugar en el Salón de Actos de Multicaja, en Huesca, a las 19:00.

Traigo esto aquí porque desde que compré el libro estoy absolutamente enganchado a él y aún más de lo que estaba a Guara. Creía que conocía todos los lugares de la sierra pero este libro me ha devuelto a la realidad; ni siquiera en los pueblos en los que había estado varias veces había llegado a conocer con tanto detalle y precisión lo que me he encontrado en sus páginas.

Más allá de los saturadísimos barrancos, de las escuelas de escalada de moda o de los abarrotados pueblos que en temporada se encuentran a reventar, esta sierra no esconde la desolación y el abandono de la que fue objeto no hace mucho tiempo. Una excusa estupenda para quien quiera acercarse a buscar lo que queda de lo que en su día fue la población de Guara.

En fin, espero que a vosotros os pueda interesar tanto como a mí.

Fuente Mascún: el misterio de la surgencia de las aguas y las hayas

"Terminamos haciendo notar que sería un feliz hallazgo para un aficionado llegar a la caverna por la que corre la Estigia en miniatura que ve la luz del día en la poética fuente de Mascún"
Lucien Briet, Viaje al barranco de Mascún, 1904

Existe en el Mascún una curiosidad hídrica a la que -como casi todo en este valle- se le transmite cierto halo legendario. La fuente Mascún es una visible surgencia en el mismo barranco, junto a lugares tan emblemáticos como Os ventanajes (el delfín) o la ermita de la Virgen del Castillo, de la que no se tiene certidumbre de cuál es el origen de sus aguas.
Fuente Mascún a principios de siglo XX. Fotografía de Lucien Briet

Dos hechos colaboran a asentar el misterioso origen de las aguas:

  1. La fuente Mascún, por mayor que sea el periodo de sequía, jamas ha dejado de manar agua.
  2. En momentos de crecida, se han observado salir junto al agua, hojas de haya.


Tradicionalmente se considera que las aguas provienen del río Ara aunque se ha puesto en duda esa procedencia y así lo refleja el panel de interpretación de PRAMES que se ha colocado en la salida de la surgencia. Una de las primeras referencias sobre la supuesta comunicación hidrológica entre las cuencas del río Ara y Rodellar la encontramos en el Diccionario geográfico de España de Pascual Madoz (1845-50) en el que se recoge la creencia de los habitantes de la zona:
Fuente Mascún a principios de siglo XXI
Se cree con bastante fundamento que en la sierra de Jánovas se filtra por entre las grandes cavernas que en ella se descubren y da origen a la muy nombrada fuente que nace en el barranco de Rodellar, llamada Mascún, al pie de la sierra de Guara (...) Cuando crece el río Ara la expresada fuente aumenta el caudal de agua que en ella brota, y cuando las avenidas del Ara arrastran hojas de haya, la fuente presenta las mismas hojas.

Esta afirmación se basa en la inexistencia de hayas en la sierra de Guara y, en consecuencia, en el origen ultramontano de las caudalosas aguas de la surgencia y estas hojas de haya. A pesar de ello y aunque se hacen eco de la creencia popular, ya en 1904 Lucien Briet en su primer viaje al Mascún pone en duda esta teoría: "Pretender que esa fuente sea resultado de las filtraciones del Ara, cerca de Jánovas, será tan absurdo como considerar la fuente de Vaucluse como una filtración salida del Ródano" y se aventura a situar el origen en San Poliz, aguas arriba en la misma cuenca del Mascún. 

También hace unos años buenos conocedores de la zona como J.A. Cuchí planteaban la duda sobre la procedencia del caudal cuando se preguntaban por la desaparición de las aguas a lo largo del Real del Mascún desde la Cuca Bellostas y la aparición de agua con composición química diferente en la surgencia: “De dónde viene esta agua y adónde van las pérdidas son temas sin resolver. Cabe destacar que la tradición popular indica la presencia de hojas de haya en las crecidas de la Fuente Mascún. Ausente este árbol en la zona, señalan su origen en Boltaña.

Ciertamente, hoy en día los pinos de repoblación han conquistado una sierra de Guara que antaño, y según observamos en las imágenes tomadas por Lucien Briet, estaban repletos de campos de labor cuando todavía existía vida y pueblos y pardinas en cada lugar medianamente habitable; sin embargo, esta afirmación de la inexistencia de hayas en la Sierra de Guara no es cierta. El libro Flora y vegetación de la Sierra de Guara, escrito por Josep Mª Montserrat i Martí, sitúa el haya común (Fagus sylvatica L.) en los siguientes lugares:

Cuenca del Vero:
Sarsa de Surta, umbría del Tozal d'Asba, 1200 m.

Cuenca del Balcez / Balcés / Balced:
Cañón del río Balced, desde las Bellostas a los
Oscuros, entre 1100 y 1400 m.

Cuenca del Alcanadre:
Rodellar, río Alcanadre, en la umbría de la Cabeza de Guara, 1200.

Cuenca del Guatizalema:
Nocito, bco. de Petriño
, 1200 m. Bco. Lapillera, 900-1100 m. Bco. de Chemelosas, 1100-1300 m. Lúsera, umbría de la Sierra de la Gabardiella, 1100-1300 m.

Cuenca del Flumen:
San Julián de Banzo, umbría de la Peña Mediodía, 1200-1300 m.
Belsué, vertiente N de la Sierra del Águila,

Cuenca del Isuela:
Bentué de Rasal: Monte Peiró, 1100-1300 m.
Arguis: umbría de la Peña Gratal, 1200-1400 m.

En este listado observamos que, efectivamente, no aparecen hayas el Mascún, pero no siempre debió de ser así. La toponimia nos sirve de nuevo para llegar a conclusiones que ahora nos sería difíciles de adivinar, dando por hecho que en el pasado hubo más lugares donde existieron estos árboles en la misma cuenca del Mascún.

Barranco de San Lázaro en las inmediaciones de la Fabosa
Aguas arribas de Letosa, se unen los barrancos de San Poliz y San Lázaro dando origen al Mascún. Este barranco de San Lázaro y su tributario el Foroñón se juntan en A Fabosa, topónimo que en aragonés, al igual que fabar, significa “hayedo”(fau = haya). Este dato toponímico vendría a apoyar la teoría de Briet de situar la pérdida de caudal en las inmediaciones de San Poliz y lo podría corroborar el hecho de que las hojas de haya de la surgencia del Mascún tenían su origen en este punto, aguas arriba de Rodellar y en la misma cuenca, pero desgraciadamente de las “faus” de A fabosa sólo queda el topónimo, ya que ahora sólo encontramos pinos y robles (caxicos o quejigos). Este hecho, vendría curiosamente a apoyar también la teoría de Briet y ahora no aparecen hojas de haya, sencillamente porque no hay hayas en A Fabosa.

Barranco d'o Fabar, afluente de la margen izquierda del Mascún
Aguas abajo, en la orilla derecha del Mascún encontramos el topónimo "fabar" dando nombre a la parte superior del barranco d'a Glera, al oeste de las Neberas (neveras / pozos de nieve) de Bagüeste. De nuevo nos volvemos a encontrar con el mismo caso de la Fabosa, donde el hidrónimo barranco d'o Fabar ha sobrevivido a la existencia de hayas.

¿Dónde deberíamos situar el origen de las aguas de la fuente Mascún entonces? Las posibilidades son variadas según lo exigentes que queramos ser con los condicionantes. Un limitante claro es la altitud a la que se sitúa la pérdida de agua, que no puede ser menor que la altura de la salida en la fuente Mascún. Situándose ésta a 710 metros de altura sobre el nivel del mar, debemos descartar toda altura inferior en los cauces contiguos: Alcanadre aguas abajo del Estrecho Alto en el descenso de Gorgas Negras y río Ara aguas abajo del puente de Ligüerre, lo que para mal de la leyenda popular, descarta absolutamente el origen de las aguas en el río Ara en Jánovas, que por otro lado se encuentra a 21 kilómetros de distancia en línea recta.

Balcez superior desde las inmediaciones de Santa Marina
Una opción plausible sería situar el origen de las aguas de la surgencia del Mascún en la cuenca del Balcez, donde existe un gran fabar del que Arturo González Rodríguez en su magnífico libro La montaña olvidada recoge el siguiente testimonio: “Según nos cuenta José Pedro Palacio, casa Palacio de Paúles, allá por los sesenta un contratista vasco, Garralda, con sus picadores, sacó a una media de cuatro o cinco camiones diarios, miles de hayas de esta ladera, bajándolos por tiraderas hasta el fondo del río y subiéndolos a la otra vertiente con un torno en la misma cabañera de Sevil, cuya base aún se ve. Desde ahí con machos los bajaban a Sarsa, donde se cargaban.” La cantidad de hayas taladas y las todavía existentes nos dan una idea del gran fabar o hayedo que debió de haber en estas laderas debajo de la ermita de Santa Marina en Bagüeste.

No obstante, el hecho de la aparición de hojas de haya en la fuente de Mascún habría que ponerlo en un sano escepticismo ya que no hay documentos gráficos ni aún orales de nadie que haya observado el fenómeno en la fuente Mascún. Tal vez la desaparición de los grandes hayedos haya tenido que ver en este hecho o quizás sea sólo una leyenda extendida en el Pirineo; Enrique Satué cuenta la existencia de la Fuen d'os Moros de Escartín cuyo funcionamiento recuerda a lo que sabemos de la fuente Mascún: "Cerca del Barranco de Otal, en la zona denominada Güertos d’Escartín (3º 29' - 42º 33') existe una fuente y una cueva denominadas de los moros; en la última se guardaba una imagen de un santo, y por la surgencia aparecían hojas de haya, lo que hace pensar en que se tratase de un basto complejo kárstico". El barranco d'os Güertos está ubicado como todo el entorno de Escartín en la ladera sur del Manchoya, un gran monte de flysch, así que se hace difícil creer en la existencia de ese basto complejo kárstico. En todo caso, aunque la historia se repita con las mismas protagonistas -fuente y hojas de haya- seguimos sin disponer de ningún documento que confirme la salida de hojas de una fuente.

Distancia entre el Balcez y la Fuente Mascún
Volviendo a la afirmación del Diccionario de Madoz, según la cual cuando el río Ara baja en crecida también lo hace la surgencia del Mascún puede estar relacionada simplemente con el aumento sincrónico de todos los caudales en una zona tan pequeña: Guatizalema, Alcanadre, Balcez, Vero y Ara son cinco ríos importantes cuyos cauces apenas están separados por unos pocos kilómetros.

¿Qué opciones nos quedan entonces? Si damos por hecho que las aguas provienen de un río por su caudal permanente surgen dudas ¿Es posible que las aguas vengan de la margen derecha en el Alcanadre (algo más de 3 kilómetros hasta la cota 710msnm) y que salgan a la superficie en la margen izquierda? ¿O debemos buscar obligatoriamente el origen en la margen izquierda del Mascún y situar la pérdida de caudal inevitablemente a 5 kilómetros en el Balcez? Si ampliamos las opciones a acuíferos subterráneos el asunto se complica aún más porque las opciones pueden ser numerosísimas: Andrebod, barranco de la Virgen... ¿O atenernos a la explicación de Briet y buscar el origen en el Mascún en el entorno de San Poliz?

El mismo Briet, en su segundo viaje a Rodellar cuatro años más tarde, tiene tiempo de matizar su teoría sobre el origen de estas aguas al ver como tras una crecida la fuente Mascún manaba abundante pero con agua significativamente más limpia: "Esta aportación se hundía bastante lejos de la fuente, puesto que tenía tiempo suficiente para purificarse de la mayor parte de la arcilla que llevaba consigo, o bien discurría a mucha altura, entre rocas desnudas, lapiazadas, por donde apenas se ensuciaba. Algo más decisivo me sorprendió: el barranco de Mascún y su afluente occidental, el barranco de Nasarre, dejaban salir cada uno de ellos una corriente de agua temporal, debida a las lluvias que acabábamos de presenciar, mientras que el barranco de la Virgen, afluente de la zona este, permanecía completamente seco. El escurrimiento de las vastas pendientes, que esta fisura se había encargado de condensar, se absorbía en su interior por algún lado. Con todos estos datos llegué a la conclusión de que las aguas de la fuente de Mascún procedían, sobre todo, de la sierra de Barced"

Las aguas subterráneas, como podemos observar en otras muchas fuentes de la sierra como Cienfuéns (Belsué), Tamara (Morrano) o Verrala / Berrala (Lecina) por poner sólo tres ejemplos de los más evidentes, afloran por toda la sierra. Sólo la famosa carga mistérica del Mascún y el hecho de que aparezcan hojas de haya hace que se dé más importancia a descubrir el origen de esta surgencia que de cualquiera de las otras.


Edito: David_P propone en un comentario utilizar "trazadores" para descubrir si el origen de las aguas está verdaderamente en el Balcez. La explicación del uso de los trazadores me la ha conseguido también David_P gracias al artículo de Espeleobloc (ver enlace: en catalán o en castellano con el traductor de Google).

Fotografía de la surgencia (Fuente Mascún) realizada por Lucien Briet en la primera década del siglo XX

Leyendas en el Mascún (pequeña introducción)

Mascún es un topónimo de origen árabe que ya recogió Lucién Briet y que viene a significar "lugar habitado por espíritus" y este nombre no se escapa a una realidad que, no por ser invisible, deja de existir.


Es difícil, por muy racionalistas que seamos, no ponernos en el lugar de las gentes que mucho antes que nosotros habitaron estas sierras. Si nos adentramos en lo profundo de un barranco y sabemos mirar y escuchar, apreciaremos figuras fantasmales y escucharemos entre el murmullo del agua los gritos y las voces de esos espíritus. Esto, que parece el comienzo de un cuento para niños, yo me lo creo; he visto esas figuras y he oído esos gritos, pero automáticamente los he racionalizado como productos de la erosión y el eco. Quizás un habitante de estos pueblos de hace 700 años tuviera más tendencia a dejar volar la imaginación y ver un "mascún" en el significado literal de la palabra.


Del libro Cañones y barrancos, un medio excepcional recojo el siguiente párrafo: "En el barranco del Mascún, quizás el de mayor carga mistérica, las almas en pena se personaban bajo la apariencia de esqueletos descarnados, los cuales hacían al andar, según los testigos, un ruido "de güeseras tal que de un juego de dados"". No sólo esqueletos, también serpientes monstruosas quedan recogidas en la leyenda de este barranco.


Seguimos con el miedo, pero esta vez real. Esta zona, aunque actualmente ha quedado como un cul-de-sac cuando se viene desde el sur, no hace mucho tiempo fue un lugar de paso trashumante cuando se bajaba el ganado a la tierra plana. Según las palabras de Briet, Rodellar era "lugar de paso muy frecuentado por los habitantes del valle del Ara, a los que las necesidades de la vida obligan de vez en cuando a dirigirse a la rica comarca que se extiende de Huesca a Barbastro, al país del aceite y el vino". Esto provocaba el aprovechamiento de depredadores humanos y animales. Por un lado, se tiene constancia de la existencia de un bandolero llamado "el Godé" que aprovechaba los rincones que ofrecían las paredes y agujas del Mascún para cometer sus fechorías y por otro, los lobos siempre asomaron los hocicos por estos lugares hasta entrado el siglo XX.





Epigrafía e iconoclasia (Mezalocha)

No puedo dejar de traer aquí un comentario posteado en el artículo de las lápidas del Puro por parte del Centinela González. Ahí expresa las motivaciones sobre la iconoclasia de los años 80 en diversas paredes de la península.

"En los años 80 se rompieron todas las lápidas de Riglos, Pedriza o Picos, ademas de arrancar cruces y tirar vírgenes pared abajo. La memoria de un escalador se respeta sin alterar su legado, no colocándole una lápida de mármol con la leyenda ARRIBA ESPAÑA.

Se quitaron todas las lápidas y están bien quitadas, sin embargo se continuan colocando más. Que nadie se extrañe si se las vuelven a quitar.

Riglos en aquellos años parecia un cementerio, simplemente se limpió: en el Volao dabas con los pies en una lápida, en la Sur del Naranjo te tenias que subir a otra para empezar a escalar, y en Cabrera al Manolín le pusieron otra cuando murió de enfermedad común, no escalando allí, simplemente se la dedicaron.


En poco tiempo habrá españoles musulmanes escalando e igual pintan versículos del Corán a pie de vía, ¿por qué las pintadas no y las lápidas sí? Lo mejor es una montaña limpia. ¿Queréis respetarles? Pues no convirtáis sus vías en ferratas."


Ciertas zonas menos visitadas conservan sin embargo las lápidas que en su día colocaron sus allegados en recuerdo de los escaladores fallecidos. Mezalocha es una de esas zonas que vuelve a experimentar un nuevo empuje gracias a la guía de escalada gratuita y accesible a todos gracias a internet publicada por Fernando Orús. Es en el prólogo de esta guía donde Ángel López "Cintero" nos cuenta lo sucedido: "Por el momento, el único suceso luctuoso en estas paredes fue el fallecimiento en el año 1964 de los muy jóvenes Eduardo Martínez y Jesús Mª González. Murieron por caída desde la parte alta de la vía Original de la peña del Moro. Sea este párrafo un recuerdo para ellos y sus familiares."

Efectivamente, el 7 de mayo de 1964 dos escaladores, Eduardo Martínez Navarro y Jesús María González Ochoa, fallecen al pie de la Peña del Moro al sufrir una caída de cordada cuando escalaban la vía Original, abierta por Cintero, J.A. Bescós y de Pablo exactamente 10 años antes.

Además de la placa, un año después -30 de mayo de 1965- Ursi Abajo y Gregorio "Goito" Villarig abrirían una vía en los Volaos de Riglos que bautizarían con sus nombres. La vía Martínez-González recorre desde abajo el descenso clásico del Pisón, empezando donde se encontraba (y así enlazo con el tema del post) la lápida desaparecida en memoria de Manuel Bescós. Como en otras tantas vías con nombres propios, sobre todo cuando no son los de los aperturistas, la vía ha terminado rebautizándose y se conoce hoy en día como la Vía de Bajada.

Donde dije digo, digo Diego (III)

En azul, modificaciones y añadidos al post sobre la Virgen del Mallo en la cima del Pisón:



En todo caso, la Virgen del Mallo que desapareció no era tampoco la primera que se colocaba. Para la entronización de la Virgen del Mallo en el Pisón se montaron mil comedias y se reclutó a lo más granado de la elite de la escalada del momento. Miguel Vidal da datos confusos sobre los escaladores que participaron en aquella acción; por un lado afirma que fue en 1954, pero por otro sitúa en dicha entronización a Manuel Bescós –que había muerto un año antes- y a Ernesto Navarro que, hasta 1957 no realizó su primera escalada. Investigando un poco he visto que, realmente, la entronización se realizó el 10 de junio de 1962 y no en 1954. El Bescós que afirma Vidal que colaboró en la subida de la Virgen sería evidentemente José Antonio y no Manuel.

Los materiales se pasaban desde el Macizo hasta el Pisón por unas cuerdas instaladas entre los dos mallos, formando una especie de teleférico hecho con un saco en el que Rabadá quiso transportar a Navarro, e incluso Cintero llegó a instalar un teléfono, siempre según los datos relatados por Vidal. Fueron Mustienes y Rabadá los encargados de subir la Virgen desde el suelo por la Pany-Haus, colocando unos espejos en la cima rodeando a la Virgen para que iluminara con el reflejo del sol.

Todavía hay quien recuerda las juergas que se montaban en la cima del Pisón cada primer domingo de junio, cuando se subían flores a la Virgen y se aprovechaba para lanzar potentes cohetes y petardos. Alguna vez llegaron a disparar con los cohetes (desconozco si dieron en el blanco) a otros escaladores que habían subido a la desaparecida cruz del Firé y en otra ocasión, desfasó tanto la fiesta que se llegó a originar algún incendio en la misma cima del Pisón que duró varias horas.

La primera imagen, esculpida en piedra, pesaba unos 18 kilos. Algunos años después, debido al penoso estado que presentaba al haber sufrido las inclemencias del tiempo pero sobre todo por las deposiciones de los buitres, se decidió bajarla, restaurarla y hacer una réplica en bronce que se volvió a colocar en la cima del Pisón esta vez no por escalada sino por el exitoso método del teleférico desde el Macizo -subida hasta ahí en burro, ya que la réplica de bronce pesaba 33 kilos- que sirvió para transportar los materiales del soporte.


Actualmente en la cumbre del Pisón no queda más que el pedestal de piedra que construyeron los escaladores alrededor del mástil metálico que colocó Miguel Vidal.

Descenso integral del Alcanadre

Recuerdo que leí en el libro Cañones y barrancos: un medio excepcional la defensa de la tesis que decía que los barrancos no eran el entorno para llevar a cabo pruebas deportivas o retos personales. Insistían en que el paisaje y la naturaleza debían de observarse con detenimiento y las carreras eran más propias de una pista de atletismo que de un cañón de montaña. La frase exacta, dentro de un párrafo bastante más grande, era: "(...)la etiqueta de deporte de aventura no debería de conllevar records o performances, la búsqueda de lo más difícil o lo nunca hecho".

Estando hasta cierto punto de acuerdo en esto, a la hora de la verdad pasamos completamente de estos sabios consejos y decidimos hacer una actividad que nos rondaba por la cabeza desde hace años y que vimos que era posible desde que Andrés Martí y José Montserrat realizaran 7 barrancos en un día en el entorno de Rodellar-Nasarre.

Esa primavera yo andaba con el astrágalo machacado por picar suelo en una mala caída escalando, de manera que la cosa se presentaba chunga para mí. Ya tuve que renunciar a realizar la integral del Balcez que Cheba y Ritxi se hincaron en tiempo record por no poder ni apoyar el pie, pero tuve tiempo para recuperarme para esta nueva actividad. Con una combinación previa de coches de casi 100 kilómetros entre Bierge y Bara, nos plantamos en ese pequeño pueblo del norte de la sierra de Guara a esperar al día siguiente para meternos al agua en cuanto amaneciera.

El descenso integral del Alcanadre implica 4 descensos enlazados y consecutivos, todos ellos exigentes físicamente por su longitud y en gran parte por las condiciones acuáticas en las que encontramos el río. Gorgas Negras, Barrasil, Peonera superior y Peonera inferior son cuatro clásicos de Guara que hicimos en un mismo día. Gracias al caudal existente, también nos libramos de encontrarnos grupos en la Peonera inferior que nos hicieran perder más tiempo.

Tras desayunar todavía de noche comenzamos a caminar por la orilla del Alcanadre cuando llegaban los primeros rayos de sol. La primera poza, la Gorga Negra que da nombre a todo el descenso, la cruzamos a las 7:00 de la mañana y el salto típico de la presa de Bierge lo dábamos a las 19:06 de la tarde. Un poco más de 12 horas de esfuerzo continuo.

La primera parte fue llevadera. Gorgas Negras y Barrasil nos costó aproximadamente la mitad del tiempo que indican en la guías (4-5 horas para Gorgas Negras y 2 horas más para Barrasil). El problema fue acceder a la Peonera superior; íbamos todos “a vista”, por ir más rápido nos salimos por una pista que nos dejó donde san Pedro perdió el mechero y tuvimos que desandar el camino y, aunque no nos hicieron perder mucho tiempo, nos encontramos con un grupo de unos 40 niños que hubo que adelantar.

Llegados a la Peonera inferior ya estábamos con varias tentaciones de abandono, pero afortunadamente todos pudimos terminar el descenso integral. En total, algo más de 22 kilómetros de río, como una media marathon entre bloques y pozas, andando, nadando, saltando y destrepando.

Los autores de esta actividad completa fuimos Luis Aranda, Pedro Barón, Ricardo Blanco, Álex Puyó y David Tresaco. También participaron David "el de Pedrola" que se salió en Rodellar y ahí fue exactamente donde entró Tere que, por cierto, venía de trabajar.

La actividad en sí ya la piamos en su momento y tras las esperadas críticas del colectivo barranquista-tradicionalista nos preparamos para la siguiente actividad: 24 horas de barranquismo non-stop.

El Puro (Riglos): últimos intentos, primeras disputas

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Alberto Rabadá, Manuel Bescós y Ángel López "Cintero" tras la conquieta del Puro
Tras las muertes de Cored y Carilla y al igual que sucediera en las conquistas del Firé, de la Peña Sola y del Pisón, de nuevo los catalanes se echan a los hombros el proyecto de hacer una nueva cima. Tras la retirada de Serón nadie parece que esté capacitado a enfrentarse a esta terrible vía que ya se ha cobrado dos víctimas –las dos únicas por aquellas fechas- y el respeto que se ha forjado el Puro, más que la nueva prohibición del Gobernador de Huesca, hacen que los pretendientes a la conquista de este emblemático mallo escaseen.

Sin embargo, en marzo de 1953 Jordi Panyella regresa a Riglos con intención de volver a escribir su nombre en la historia de los mallos. El doblemente vencedor del Pisón viene acompañado por otros dos Jordis, J. Ayats y J. Salas, con quienes tantea y supera con acierto las dificultades que la vía presenta, logrando culminar el diedro desde donde Carilla fue arrancado de la pared, superar la cueva del Puro y continuar por la profunda y fácil chimenea hasta llegar al collado en el que Pisón y Puro se separan definitivamente.
La cordada al llegar al apeadero de Riglos
Desde ahí las previsiones de dificultad que se apreciaban desde el suelo se confirman y el panorama vertical no da para demasiadas alegrías. Fuera ya de las facilidades para pitonar del diedro fisurado y abundancia de presas y apoyos que la chimenea ofrecía, la cara sur del Puro resulta ser una dura arista con roca mediocre, ausencia de puntos buenos para clavar y con unas panzas que desaniman al más pintado. Ante semejantes perspectivas y debido a la manifiesta escasez de tiempo y material para completar exitosamente el proyecto, los catalanes aparcan la conquista hasta mejor ocasión.
Pero las intenciones de un grupo de tres zaragozanos vienen a enturbiar las, hasta ese momento, excelentes relaciones entre escaladores de una y otra región de las que ya hicieron gala en la conquista de la Peña Sola de Agüero. Esta vez, Manuel Bescós, Alberto Rabadá y Ángel López “Cintero” no considerarían necesario pedir permiso a la cordada catalana y se lanzaron a conseguir la cima; llegaron hasta el collado –punto más alto conseguido por los catalanes- y una vez ahí comenzaron una lentísima escalada de apenas 40 metros que les llevó todo el día hasta la base de la tremendísima panza, última dificultad que protege la cima del mallo, que les hace agotar fuerza, tiempo y paciencia teniendo la cúspide del mallo tan cerca. Para terminar de dejar incompleto tanto esfuerzo, una violenta tormenta se desata al final de la tarde obligándoles a descender en condiciones muy precarias de seguridad –rápeles a la italiana a oscuras sobre instalaciones aleatorias con cuerdas de cáñamo mojadas, quién da más-.

Observando el Firé desde la cima del Puro
Llegados a este punto, sería interesante realizar una sucinta comparativa entre las cordadas catalana y aragonesa en marzo de 1953. El curriculum de Panyella por sí solo ya era tremendo: numerosas aperturas en macizos como Montserrat, Pedraforca, Riglos, Ordesa… más alguna que realizaría algo más tarde en otros lugares de gran renombre como el Peñón de Ifach. Por su parte, M. Bescós, Rabadá y “Cintero” habían participado en aperturas bastante poco significativas y hoy caídas absolutamente en el olvido como la cara sur del mallo Herrera (Á. López), normal del Carilla (Á. López) y normal del Capaz (Rabadá, M.Bescós, Á. López) y la única escalada de importancia que esta cordada realizó antes del Puro, como fue la primera repetición de la Peña Sola de Agüero, fue simultánea a la llegada al collado de los catalanes.
Jordi Panyella
Puestas sobre la mesa las cartas de ambas cordadas y visto que nadie iba a dejar que la gloria recayera sobre la cordada rival, la carrera por llegar el primero al Puro había dado el disparo de salida. El siguiente día festivo iba a ser el del 18 de julio –festividad en época franquista por el día del golpe de estado contra la república- por lo que las dos cordadas realizaron la misma estrategia: llegar antes a Riglos.


Fotos de la cordada extraídas de Cuadernos Técnicos de Barrabes (nº16).
Foto de Rabadá desde la cima del Puro extraída de Rabadá y Navarro. La cordada imposible de Ed. Desnivel
Foto de Panyella extraida de la página web de la FEEC

El Puro (Riglos): primeros intentos, primeras muertes

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Toponimia del Puro
Escalada de la Normal del Puro
Escalada de la Norte del Puro

Tras la conquista del Pisón y las puntas del Firé, todos los mallos quedan vencidos a excepción de la pequeña aguja que surge del propio Pisón y que los escaladores hacen llamar el Puro. Los años 40 son prolíficos en la consecución de las cimas, tanto de los mallos grandes como de los mallos chicos, consiguiéndose en apenas tres años todas las cimas de Riglos (realmente, todavía faltaba alguna cumbre como la del Cuchillo, que tanto juego daría en el pique de catalanes y maños tras su "conquista" en el 58).

El intento de ascensión del Puro durante este tiempo había pasado en buena lógica a un plano secundario. Su apariencia inexpugnable relegó su conquista a la última en ser, no ya realizada, sino intentada incluso y es que las posibilidades que desde el suelo parecía ofrecer esta aguja no eran demasiado alentadoras; a simple vista, la única línea medianamente definida para realizar el ataque desde el collado –la fina cara sur- estaba jalonada de panzas de diverso tamaño con un aspecto nada halagüeño. La base tampoco parecía ofrecer unas facilidades demasiado evidentes; si bien, una endrija parte desde el suelo hacia arriba en una verticalidad que parece diseñada con tiralíneas, esta fisura-diedro también se convirtió en uno de los puntos más problemáticos a superar en las primeras intentonas para conquistar el Puro.

El primer intento al Puro surgió inmediatamente después de conseguirse la cima del Pisón en 1946. Fue al año siguiente cuando la cordada oscense del Frente de Juventudes realizó el primer ataque a esta cima, finalizada con resultado trágico. El grupo formado por Cored, Martí, Esquiroz y Asín comienza a escalar por la cara exterior tratando de sortear las dificultades con travesías y pasos de hombros en una lenta progresión dadas las dificultades que presentaba para la época este itinerario.

Un error inexplicable de técnica junto con la rotura de una presa acabó con Mariano Cored contra el suelo cuando apenas habían ascendido 30 metros. Ángel Serón resumía concisamente su perplejidad ante cómo se produjo el accidente haciendo mención a la juventud del fallecido: “(…) nos enteramos de que se había matado Cored. (…) no me explico yo cómo hicieron un paso de hombros sin clavar… en fin, veinte años”. Aunque la caída no provoca la muerte instantánea del escalador oscense, poco más se puede hacer por él que trasladarlo a casa de Justo Garasa donde muere tras unas horas de agonía debido a la gravedad de las heridas. Fue el 13 de julio de 1947.

Este accidente provocó la prohibición emitida por el Gobernador de Huesca de escalar en los mallos. Esta prohibición apenas fue considerada por los escaladores, que cada vez con más asiduidad se acercaban a Riglos a tentar estas paredes. Uno de ellos fue Victor Carilla, un joven zaragozano que en el mismo año que murió Cored había empezado a escalar consiguiendo pisar la punta Mallafré del Firé con una cuerda de 20 metros como único material de cordada, utilizando las sabinas y los pitones abandonados por los primeros ascensionistas para el aseguramiento.

Después de esta hazaña, el material del grupo se incrementa y mejora. Fabrican artesanalmente algunas clavijas y mosquetones y encargan en Casa Herranz –una tienda de aperos de labranza- una cuerda de cáñamo de 60 metros que le permitirá en las siguientes visitas a Riglos conseguir otras cimas como todas las puntas del Firé y algunos mallos pequeños como el Herrera, la Aguja Roja o el Gómez Laguna entre otros.

El siguiente reto fue intentar ascender el Puro, lo que representaba un salto enorme en la dificultad y renombre que adquiría la actividad. Desde la muerte de Cored no se había vuelto a intentar esta escalada y tras un par de aproximaciones más o menos serias por terreno inexplorado –Carilla realizaría sus intentos por la entrada directa desde la cueva Cirila- en el cuarto intento absoluto al Puro, el 7 de abril de 1950, tras haber ascendido algo más de 50 metros la calidad de la roca le traiciona y acaba con su vida haciéndole caer y seccionando su cuerda. En aquel momento, los tres escaladores formaban probablemente la cordada aragonesa más fuerte del momento: Carilla, Serón y Millán, siendo en la práctica ésa la última escalada de la mítica cordada.

Respecto a las placas de homenaje que en honor de los dos escaladores se pusieron en el lugar donde cayeron y su destrucción, publiqué en su día este artículo.

Continúa en Últimos intentos, primeras disputas.
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